14 mayo 2007

capítulo 25

MUERTE DESNUDA



El recogedor de monos estuvo pasando la máquina durante horas.
Los recogía a pala hidráulica y los vertía en un cubo de tres por dos y 500 mililitros de capacidad efectiva. Era de un color exagerado y con asas en cada lado engalanadas con aceros y brillos.
Alrededor de las calles se agolpaban los oriundos y transeúntes despistados ante la habilidad del recogedor de monos. Todavía les picaba el cuello de los arañazos producidos y sus ojos mostraban el horror de un rostro sarnoso en continua risa.
El Perimetral los había dejado absortos e incluso alguno de ellos caminaba a cuatro patas.

En la lejanía del mundo Padre Prior había dejado por unos instantes la compañía de El Pela.
Carcomía piedra pómez a modo de limpia bocas y escupía el sobrante en dirección opuesta.
El Pela confundido en la noche y acaso desvanecido por el cansancio descansaba en silencio- el silencio de la muerte-.
Tan solo unos arañazos en el cuello mostraban su cuerpo desnudo.

Pájaro de Pico en llanto sobrevolaba los cielos. Sus lágrimas formaron lluvia que empañaron los ojos de Padre Prior en momentos de angustia y dolor.
Pájaro de pico y su afonía jamás pudieron avisar.
Pájaro de pico acaso sintiéndose culpable.

Padre Prior cortó entonces la melena del Pela arrojándola a los vientos del norte. Uniformó su cuerpo desnudo con camisa de ocho varas y pantalones estrechos y lo pegó a un árbol con pose taurómaca.
A sus pies, tan solo, un crucifijo con unas palabras:
El Pela, cofrade, taurómaco y buen amigo… amén.

Pájaro de Pico por los cielos en llanto dejó caer sus lágrimas sobre la cruz.
De ella entonces surgieron flores de distintos colores que proporcionaron descanso y paz a un cuerpo sin vida.


Pájaro de pico, buen corazón.

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