LA BARBA
Había pasado días de sosiego en lugar desconocido. Poco se sabe de sus estancia en aquél lugar. Tan sólo que, quien lo vio, pareció no reconocerle y que, cuando lo reconoció, ya volvió a ser él mismo.
-Qué?-
-Pues que llevaba barba un día y el otro no. Estaba clariiiiiisimo.-
Tras la oscuridad, la lumbre- pensó para sí con agudeza visual sin igual.
Lo encontró atractivo, yogurín y con los ojitos brillantes.
Las razones no las diría-
!Mas bien se podrían saber!
Pues no las disimulaba-.
Pareció fijarse en unas montañas abrigadas por un morado; En unas tierras firmes teñidas de marrón; En un sol que parecían dos;
Maravillado por sus visiones... descansó de nuevo por unos momentos.
Sin angustia, sin miedo.