REENCUENTRO
El verano se olvidó de Pamplona. Mi tez se blanqueaba a pasos agigantados. Los ojos perdían su brillo y la sonrisa desaparecía como el Guadiana.
Tres rayos de sol, mil nubes alrededor.
Los pájaros, escondidos en un no se donde, callaban su canto y, aquellos que volaban por el cielo gris, parecían mudos.
Mientras, el tiempo se precipitaba. Llegarían las fiestas, el recuerdo del año pasado.
Volverían los tirantes, los cuerpos morenos, las sonrisas y las cervezas. Quizá un barco, quizá nada de nada.
Esperemos lo que nos depara un futuro tan cercano.
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