30 abril 2008

Noventa + seis

TRISTEZA


Hoy no puede haber más que silencio.
Un estado de ánimo, una tristeza personificada en un tema.
Día de olvido, de noche, de carreras en la calle.

Habrá quien no comprenda.
La vida es así.

Que no pare de sonar hoy...
Matirízame con tu sonido, con el recuerdo, con tu piano.

29 abril 2008

Noventa + cinco

DIA DE TRUENOS


La hojarasca, alimento de locos, esparcida por los caminos en desorden aparente.
Una arboleda con el verde por vestido y zapatos marrones, un pájaro dormido.
Un ratón con cara de salido arrinconaba su cuerpo en despiste fantasmagórico.
Un niño jugaba con una pelota y Carlo, al viento le gritaba -¡Sí!-.
El dominio de la palabra en un viejo casi dormido, un libro en su mano, una copa de vino.
María me esperaba sentada, con el corazón en la boca, con sus manos ocupadas por un ramo de violetas color Blau-grana.
La miré con confianza, resopló, sonreí.

Las campanas repicaron, mi voz cayó, cerré los ojos, una luz victoriana, el olimpo.
Tradford se vistió de viejo, de luz y color…

Las 20:45 en un reloj lleno de pasión.
Llamé al pequeño ratón que, extrañado, me acompañó en un sueño.

28 abril 2008

Noventa + cuatro

INCISO


Y Vicentico lo quiso llamar “Pájaros”.
Y sin tema en él que los clamara.
Pero con estupenda canción digna de un espacio.

Y sin más que esto, que de lo otro ya no se nada.
Tan sólo unas hojas y este momento.



Noventa + tres

SUCEDIÓ ALLÍ


La niña comía sin cesar; La madre, a demanda.
-Qué es esto tan rico?-
-Gin tonic-
-Póngame seis-

Un yogurt tras otro, una manzana y una pera- la palmera la dejaremos para más tarde-.
-Me ponga otro Gin tonic y algo para picar por favor.- Creo que esta cría tiene hambre-.

Al sol que más calienta, bajo la atenta mirada de éste, la primera cerveza.
-Y si pedimos una ensalada?-
-Y más cerveza-

El sol desapareció bajo una sombrilla abierta. Los ojos descansaron, mi sudor también.
-Quizá sea hora de una cerveza fresca-
-Sí, de esas en jarra de porcelana-
-Me ponga tres por favor-
-Ah, y algo para picar que la cría tiene hambre-

La sombrilla se cerró, mis ojos se iluminaron, mi sudor arreciaba.

El sol tuvo tiempo de esconderse, nosotros de pedir.
-Me pondrá tres gin tonics más por favor?-
-Ahora mismo señorita-
-Ah, y algo para picar que la niña tiene hambre-

También hubo lluvia; todos corrimos a resguardarnos de ella.
-Coge el gin tonic que se va a mojar; ah, y lo de picar también, no vaya a tener la niña hambre-
El sol tras la montaña, las estrellas sobre nosotros.
Miré sus ojos, parecía el mismísimo diablo.

Buenas noches.

Noventa + dos




Silencio, no había más.
Un silencio incómodo,
Un silencio lleno de ruido
Sí, lo llamé muerte.

Inquieta.

25 abril 2008

Noventa + uno

Y MAS



También imagine a Carlo, aliado del viento, vela de lo imparable, mástil de la victoria, bandera de lo imposible.
Lo imaginé surcando lagos, mares, marejadas y en la placidez y descanso de agua mansa.
Con el puño en alto, gritando, embelesado por “toda” cuanto camina con dos pies.

Imaginé su brazo en agua, transportando el caudal a su cabeza para buen refresco, con el cuerpo inclinado en posición mítica, saludando a perdedores, a damiselas que le aguardan con la copa en mano. One more!

Imaginé un árbol sin hormigo, un hormigo sin cobijo y a quien sostenía las miles de teorías de un mundo imperfecto.

Imaginé un viernes perfecto.
Imaginé las victorias y los rechazos.

Noventa

PRIETO


Imaginé un hombre prieto de cabeza a los pies; con camisola de ajustado porte, sin apenas movimiento y unos pantalones de tiro corto que acrecentaran lo ya obvio- o no tanto-.
Imaginé unas cervezas en compañía de gigoló permanente- incluso durmiendo- que no despertando.
-Aire, aire- grité.

Imaginé una noche cálida, junto a personaje sin igual.

Era viernes de escandalera, de complicada vuelta a casa, de bailes perdidos, de amores, sudores y risión.

-Risión?-
-Sí, es un homenaje-
-Ah-

Imaginé los grados en la oscuridad de una noche estrellada, de luna nueva. Imaginé la escandalera sí.
Imaginé a ese hombre con sonrisa permanente y movimiento de brazo peculiar en baile; Con los pies clavados al suelo, con los brazos en rigidez absoluta, en intento imposible, atenazado por una vergüenza que parecía no tener para el amor…

Lo imaginé y dije… Viernes de escandalera.

En Homenaje...

24 abril 2008

Ochenta + nueve

LA AMETRALLADORA


Jueves? Aquél día me parecía viernes, sábado o viernes de nuevo.
Carlo afilaba sus dientes, perfeccionaba sus labios con prosa y poesía cameladora. En lontananza, en tejo propio, se le veía dar alaridos de confianza ciega.

María estaba más hermosa que nunca, con la sonrisa más perfecta que jamás hubiera visto.
Parecía tímida vestida con aquellos ropajes maravillosos. Me sonrió como era costumbre y lanzó con su mano cientos de besos al aire que parecieron fundirse en pétalos de amapolas al viento.

En un viejo ramal cercano a la iglesia, Olvido cantaba Traviata sin igual.
Locuelo, con reuma, apenas podía con un taconeo y el pájaro negro sucumbía al goce del viento fresco extendiendo sus patas al sol en postura sin igual.

El viejo Padre Prior gritaba Aleluyas y, paciente como era, esperó el repicar de las campanas para, en desnudez, agitar su cuerpo en consonancia.
Las lentejas rebotaban en mi interior como ametralladoras de la muerte expulsadas al vacío de una calle tímida en muchedumbre- mejor- pensé.

Ochenta + ocho

AL DIA SIGUIENTE


Y es verdad que no fue el peor resultado, tampoco el mejor.
Quedó la esperanza de la vuelta…
Una llamada, un momento para el recuerdo, ocho meses, una voz, un suspiro, adiós, hasta pronto.
Un cigarro en mis labios, dos caladas de “otro” -mareo constante-, sonrisa permanente, recuerdos, pena.

-Todo muy enigmático no?-
-No creas, quizá demasiado descriptivo; es lo que se lleva-
-Ah-

La copa me la tomé a la velocidad que pongo chinchetas en la pared.
Llegado a casa tuve tiempo para pensar y escribir un rato; los ojos se cerraban, mi sonrisa permanecía.

Amaneció un día maravilloso, lleno de luz, fresca, mañana de mediodía cálido donde apostar un cuerpo al sol. Un régimen perdido en el ayer, recuperado para el día siguiente- lentejas como único plato-.
Todo lo que parecía gris se tornaba multicolor. Todo lo multicolor se convertía en alegría. Toda la alegría parecía escondida en el recuerdo del ayer, en la esperanza del mañana.

-Insisto-
-Todo lo que quieras; se entiende si sabes escuchar-

Aquella mañana, la regata de un río sonaba distinta.

23 abril 2008

ochenta + siete

DÍA D


El día había llegado. Sin uñas, sin pellejos, quizá hojarasca?
Mi corazón estaba acelerado, quejoso y de alguna manera feliz.
Un día para soñar, para perder, para ganar algo más que un resultado final. Comienzo o fin de algo precioso.
La sinrazón corría por mis venas, por cada poro de la piel.

La angustia estaba presente.

-Angustia de qué-
-De tantas cosas… era un día importante. Siento decir que ahora no puedo contar más. Estoy atenazado por los nervios, por un sin-aliento constante, por sensaciones, sentimientos encontrados.-
-Te dejaré entonces-
-Sí, es mejor-

22 abril 2008

Ochenta + seis

PREGUNTAS


Martes. Antesala de un libro y una rosa, una rosa y un libro.
Con la quietud de un trabajo más próximo a la ausencia de él que otra cosa, con la quietud de un cielo encapotado por momentos, reluciente en otros, con la quietud y la congoja de quien espera un evento.

¿Le regalaría una rosa?

Locuelo asintió. Era extraño. Y no porque fuera perro, que ya sería raro de por sí, sino por leer los pensamientos de mi mente en silencio.
María no dijo nada, quedó al albedrío de mi callada.
El viejo, leía un libro con título curioso “el nombre de la rosa”.

Miré por la ventana sur, el pájaro verde, Olvido de nombre, no hacía gala de su dictado y entonaba canciones alusivas. Por el contrario, el pájaro negro, permanecía inerte, sin mirada fija, como disimulando- capullo- pensé, Locuelo, me sonrió.

¿Está de más un detalle?

Miré a Locuelo en busca de respuestas- esa vez, negó-
María impertérrita, sin respuesta en el rostro y, el viejo, atizando con un dedo sin cesar el nombre del libro como quien acompasara el trino de un pájaro musical.
Fuera, Mariano Pérez recogía hojarasca como pétalos en flor.

¿Debiera hacer lo que quisiera?

Miré a Locuelo que asintió de manera espectacular.
María sonrió -o no- y el viejo giró su cuerpo con la elegancia que le caracterizaba para devolver la sonrisa tierna de quien comprende. No dijo nada pero en su mirar, dejó constancia de su pensar.
Busqué la respuesta más allá, fuera de lo gris, de la perversión de un mundo oscuro, mental. Busqué en la alegría de quien comprende y dice:

-Claro que sí. Pero no busques respuesta adecuada. Quizá no la haya y duela. Pero tú quedarás con la tranquilidad de tu inquietud-

Agradecí esas palabras del viento, sonreí y busqué.

Ochenta +cinco

24 HORAS

Abrumado quizá por un miércoles futuro, donde las cosas pudieran ser tan maravillosas como tristes. Donde dejaría la razón para los humanos y me convirtiera en una bestia, un hombre sin más propósito que un buen resultado.
Los nervios atenazaban mi mente y, unos músculos que, de haberlos, tampoco los veía.
El ramal -y hablo del pajaril- sustentaba al pájaro verde que, como yo, parecía entonar una canción épica, contagiosa y algo culé.

El viejo no se lo explicaba; María, por el contrario, estaba más cariñosa si cabe. Compartía conmigo esas sensaciones que unen de vez en cuando a los humanos, esas sensaciones que te transportan al pasado más primitivo del hombre- en mi caso, sin violencia-. Veinticuatro horas.

Veinticuatro horas para la esperanza o la crucifixión. Veinticuatro para una alegría, una pena o una espera desesperada. Y yo aquí, sólo, sin mi mayor razón, sin mi mejor compañía.

Que truenen los truenos; Que exploten en el cielo, que iluminen mis ojos, que iluminen si cabe aún más los suyos; que llenen de esperanza un cielo estrellado, de alegría, que ya es hora.

21 abril 2008

Ochenta + cuatro

VAYA, VAYA


¿El por qué de ello?. Quizá por falta de más, de menos o quién sabe, por pereza.
De todas maneras, no dejaba de ser agradable. Esa canción siempre me gustó.
Y no se, como que dan ganas de bailar.
Qué gran canción.
Un pájaro verde la entonaba, lo recuerdo bien.


18 abril 2008

Ocehenta + cuatro

GABARDINERO


Un viernes de gabardina, zapas nuevas- buen regalo- y rostro plácido. Viernes.

-Pronto pasan los días-
-Eso lo dices cuando ya han llegado. Porque nos olvidamos del pasado. Pero, créeme que no ha pasado tan rápido.
-Es verdad, tus ojeras…-
-¿No ves? Pronto olvidamos el pasado-
-Pues…a ver si te aplicas el cuento-
-¡Ahí le has dado pequeño cabrón¡-

El día en tinieblas, húmedo sin propósito.
La noche me esperaba; Cautelosa, permanente, jadeante.
Un susurro en mis oídos; era ella, con sus ojos en el cielo, en iluminar ancestral, por los siglos.
Hoy tan ocultas, en aquella sombra tan cubierta,
Sus estrellas.
Un susurro, la noche.

-Recuerdas el pasado?-
-No metas cizaña-

Obituario II: Por Carlos Taberna

TODO RENACE


Monkey Johnnie sostiene en su mano a un hormigo ido como de desmayo.
La ciercera – piensa Johnnie – que lo ha tirado.
Bajo un árbol de primavera el viento ha parado ya, y sólo una suave y cálida brisa adormece los sentidos de la verde hierba que se mece segura de lo que queda por delante.

El hormigo se despierta poco a poco. Jonnhie lo deposita con cuidado en una rama del árbol.

El hormigo mira al cielo, mientras Johnnie se tumba bajo el árbol.
Nubes dispersas pasean elegantes enmarcadas en azul infinito.

El órgano de una iglesia lejana acompaña de fondo el gesto fructífero de la naturaleza.Todo renace.

En recuerdo y homenaje a Danny Federici.

Obituario

ADIOS

Muerto
Ajusticiado por la vida
La muerte se lo ha llevado.

Una muerte dulce
Rubia y de traje
No puede ser de otra manera

Dejemos la guadaña para los indeseables
Para aquellos que la merecen

La muerte.

No es la misma
Aun siéndolo.

Te ha cogido por la mano
Te necesitan allá
Hace tiempo que no la escuchan
Necesitan tu tocar
Sandy, the road is dark behind us…

Danny bye bye.

17 abril 2008

Ochenta + tres

JUEVES DE DIARIO


Día de cena-y cenaba casi todos los días-.
Pero ésta era especial; era con gente, rodeado de chavalería particular. Allí no estarían ni María ni el viejo Padre Prior, ni siquiera un pájaro inoportuno.
Estado de humor, magnífico; estado corporal, pequeño.
Un tal Elvis acompañaba mis dedos en un escrito. A la vez que escribía pensaba “este chico no canta mal no”.

Entremezclando de aquí y allá, de melodías tan seductoras como pegadizas y una voz que sometía mi cuerpo a estabilización emocional- casi incontrolable-
Para algunos, pasado- pobres-; para otros, gloria- ahí estoy yo, pobre desconocido-

Lo mismo sonaba “burnin’g love” haciendo que los pies no pararan de moverse, como “it’s a matter of time” donde te veías embutido- según grosores- en traje vaquero con botas y pistola en cadera entrando en un Saloon donde bella ragazza de pechos tremendos guiñaba un ojo y… mostraba otro.
Y ahí me quedaré por esta tarde. Mi cuerpo lo pide así. Pechos y un guiño.
Qué más puede pedir un hombre si no es amor…

Pistolero, desenfunda y
Enfunda.

I’ve got a thing about you…Un tal Elvis nosequé.

Entonces, grité… Carlooooooooooooooooooooooooo

Ochenta + dos

DOS VECES

Pensé en invitar al pequeño Mariano Pérez a cenar- Lo pensé dos veces-.

-Curioso-
-Bueno, tampoco tanto. Si lo pensarais bien…-
-También es verdad-
-Es por eso que lo digo-
-Ah-

Mariano Pérez, del cual poco sabía nadie -como bien os dije- era ambidiestro. Recogía la hojarasca a dos manos- lo cual quería decir que a más recoger, más comida tener-.
Su madre era mujer especial, acomodada, pero al sillón. Y padre, de armas tomar, aguadillero.
Nunca se les veía más allá de su pequeña, recogida y mugrienta morada. Dicen que incluso nadie los había mirado a los ojos propios.-Lo cual, no deja de ser un tanto raro-.
Permanecían quietos, esperando el manjar del vegetariano a manos de un hijo ambidiestro, ufano, angelical.

-Parece extraño un hijo así; rompedor por decirlo de alguna manera-
-Sí lo se; pero así era-

Entonces es cuando lo vi claro-Para qué invitarle a cenar?-
-Claro-

Los árboles se agitaban sobremanera a esa hora de la mañana.
La tormenta avanzaba por el horizonte dejando en sombra tejados, fachadas y fuentes multicolor.
Dos gotas de agua gruesa impactaron en el cristal, cerré las ventanas y miré al viejo que amenazaba con sus dientes un bollo recién horneado.
Bajo la lluvia, Mariano Pérez, recolectaba.

Ochenta + Uno

¡QUÉ CURIOSO TU!


-Se te ve mejor. Sin esas ojeras…o lo que fueren!-
-Sí, es miércoles ya y…huh!
-Empleas mucho esa interjección no?-
-No creas-
-Ah-

Anduve pensando todo el día bajo el abrigo de un agua que, sin llegar a ser abrasadora, calentaba mi cuerpo necesitado de ardor.
Dispuse de todo lo necesario, toallín bajero, abrigo y manto para la salida.
También es cierto que me llevé al pájaro negro en compañía y que, a pequeña fricción en mi trasto, voló veloz al buen ramal, clavando sus pezuñas en él.

-Jo-
-sí-

Con él sobre “mi”, sin picoteo, mas con tensión.
Y también diré que el ventanal abierto estaba y que cierto pájaro verde, tonadillero sin igual, cesó en su canto y también voló a tan curioso ramal.
Y no era sólo un pájaro ya sino dos- por no decir tres- Dos pequeños y un gavilán.

-Y María?-
-En mi mente; De ahí el ramal, de ahí el gavilán.

El pájaro verde entonó...

15 abril 2008

Ochenta

AHORA NO


Carlo tenía al viento como mejor aliado. Era un tránsfuga de cuidado.
-Eolo, one more- repetía desde tejos imposibles.
Tránsfuga de cuidado, florero de la noche.

-Me velo- decía- y -gano-concluía.

Carlo era así y, cuando el viento amainaba, él soplaba.

Soplaba…
Se hinchaba.

Su tez morena en los meses de calor, pelada por un viento cercano
Por su navegar preciso.
Vuela, acecha, arrincona donde nadie puede
Vence, mas no humilla.

-One more-

-Joder, qué raro es este capítulo no?-
-Es lo que es. Es descriptivo-
-Ah-

Setenta + nueve

POBRE MARIANO PEREZ


-¿Qué son eso?-
-Ojeras-
-¡Santo Dios!-

Colé al pájaro negro a través del tragaluz.- Cierto es que hubiera sido más sencillo hacerlo por la ventana pero…ya se sabe, estas cosas a veces son así-.
María lo acarició como era costumbre en ella y besó mi mejilla.
Al viejo no es que le hiciera la ilusión de su vida pero aceptó de buen modo su presencia allí.
Charlamos amigablemente; el pájaro negro parecía entender cada momento, cada palabro.
Miré al viejo, me dijo-no-

-¿De verdad que eso son ojeras?-
-Sí-
-Huh-

Tras el desayuno, vuelta a su ventanal. Ya no miraba al viejo, se entretenía con lo mundano; Una miga, un niño perezoso, una cabra trasquilada.
El viejo por fin comprendió, el pájaro negro asumió.

-Vaya bolsas-
-No bajan no-
-Huh-

Mariano Pérez disimulaba sus peripecias con extraños comportares.
Pobre Mariano Pérez, confuso él.
Recoge hojarasca como alimento
Pobre Mariano Pérez, cabezóniko.

14 abril 2008

Setenta +ocho

YA LE DA


Un cielo crepuscular adivinaba la llegada de una noche fría.
El pájaro negro había rescatado impermeable y bufandín para la ocasión.
El viejo lo miraba con admiración. Quien fuera el que lo mandó por él, se había equivocado de cabo a rabo; su muerte podía esperar.
Al pájaro negro la situación le empezó a preocupar. ¿Se habrían reído de él?
María lo acariciaba despreocupada, Locuelo lo ignoraba y yo, yo, lo alimentaba.( Véase la diferencia entre “lo” y “le” )

El crepúsculo, el fin de un día, morada de la noche.
Aparecerá la luna- si no es nueva- para aterrorizar a los miedosos, aparecerá la luna para iluminar a los nocturnos.
Un tazón de café y leche que caliente un cuerpo marchito.
Unas imágenes en movimiento que me acompañen al sueño final.

Y la Juani? Dando gas!

Setenta + siete

RECORRIENDO


Miré la copa vacía.
Un brillante disfraz de voz ronca.
En sus manos,
una púa acariciaba seis cuerdas

Miré la copa vacía.
Los dedos acariciaban listones del color de una imagen fija,
antigua
Recorrían con sutileza la calle del trueno
Desembocaban en ríos revueltos.

Con los ojos ciegos,
Una luz brillante, una carretera sin rumbo fijo
Esperando quizá el despertar de un domingo soleado.

Miré la copa vacía.
El recuerdo silbaba como diablos y polvo
Una púa rasgaba sus cuerdas.
Una voz ronca alimentaba mi pesar.

Miré la copa vacía.
Puse fin al sonido.

Setenta +seis

EL PEAJE


Una copa vacía como único vestigio, como último recuerdo de aquel ave que surcaba los cielos, de aquel movimiento de brazos, de aquel momento de satisfacción.
La miraba fijamente, como si su recuerdo me transportara tres días atrás, como reconciliación de un día perfecto.

Tres almas inocentes queriendo reír sin más duelo que una pequeña cabronada.
El tiro salió por la culata, puede pasar.
No se juega con armas de fuego, escuece.

Miré la copa vacía, busqué dentro de mí.
Tan sólo quedaba un mal recuerdo
Nada más que un mal sueño.

Las nubes cubrían un cielo tristón
Siete ojeras contadas, los ojos.

11 abril 2008

Setenta + cinco

INCI-SION


Con las venas hinchadas de gustazo y encanto. Con las venas hirviendo de locura.
La tarde, víspera de un gran día, recuerdo de un futuro.
El gin-tonic tendría que esperar, pero mi corazón latía con la fuerza de una canción sin corromper todavía.
Me sentía como un ave en cielos despejados, de vientos extremos, luchando contra todo y contra todos. Ganas de volar, de vivir, de respirar.

Viernes tarde. Una aceleración de imágenes en mi mente. De todas quisiera escribir, mas la torpeza lo impide.
Me di cuenta lo complicado de trasladar un cúmulo de sensaciones a palabras, así que, me puse de nuevo la canción- Gracias Carlos-.
El bajo me ponía las pilas, la voz los pelos de punta y ese ritmillo…. A cien.
Estaba a gusto la verdad. Escribiría el resto de mis días y es que, cuando al otro lado del un mundo sabes que hay alguien que te escucha y comprende… uno se anima joder!

Olvidé al viejo, a locuelo y a la mismísima María para concentrarme en mí. Mandé el resto al olvido de la satisfacción momentánea; gocé del momento.

-Quizá me la ponga por tercera vez-

Y se que debería de parar- pero no puedo- y se que esto no es un diario- mas lo parece- y quizá sea hora de tomarme ese Gin… más tarde, quizá haya buenas noticias… más tarde, quizá, todavía sea mejor.

Y mis brazos se agitan cual animal, y canto, y me invento la letra.

Carlos, y lo flipo…

…y bebo el primer sorbo.

Setenta + cuatro

A ESO DE LAS 12


Recuerdo que era viernes…
Un pantalón de pana cubría un calzón hecho para matar.
La camiseta gris- interior, mejor no enseñar- y un jersey negro.
El viejo me miró de soslayo-palabro que por otra parte, además de ser cultureta, viene bien-.
Con la tontería del día dibujada en mi tez- así no repito rostro- y la paz que da haber hecho bien las cosas… - verdad?-

La vida continúa, el viento camina y los caminos se ensanchan a tu paso.

Era pronto para beber una cerveza fresca; el tiempo lo desaconsejaba pero mi mente me decía… -mmmmmmmmmm apetece sobremanera-.
Es cierto que esperaría a medio día- a eso de las doce-.
Ya tenía una ilusión- tomarme esa cerveza- que, por nimio que parezca, de pequeñas satisfacciones vive el hombre. Y es verdad que de ello ya hablaron ilustres cuando decían que la felicidad se compone de pequeñas cosas… una pequeña mansión, una pequeña limusina, un pequeño yate.

Yo aquel día me incline por la cerveza; sí señor.
Me la tomaría con gusto, saboreando, enriqueciendo mi espíritu, sin pensar más.

Llegaría la hora
Se desvanecería el desespero.
Los caminos se abrirían
Despejarían de piedras
Para caer flores
Quizá dos estrellas.

El viejo me miró de soslayo- yo te acompañaré-
Escuché otra voz en lontananza, a la ribera de un gran río;
Decía… -yo también-.

10 abril 2008

setenta + tres

IN THE DEEP

Y la música sonaba al compás de unos dedos que no cesaban de escribir, de describir un momento, una situación sin más trascendencia que lo que se lee.
Una voz suave acompañaba el teclear de mis dedos a la vez que el gin-tonic bajaba por mis carnes hasta llegar al tuétano. Me sentía a gusto conmigo mismo,-aunque un tanto decepcionado-.
Sin repuesta, sin una sonrisa que acompañara mi preocupación mañanera- qué más da, las cosas son así, no fuerces lo imposible-.
El piano, la voz, todo embriagaba unos sentimientos escondidos en días inadecuados.
Pero hoy, ayer, ese día, era jueves. Con la satisfacción de haber hecho todo lo posible, con la ilusión de haber dejado con una sonrisa infinita a alguien de otros mundos, con la ilusión prácticamente innata, continuaba regocijándome en la melodía; olvidando el pasado- más bien intentándolo-.

-Qué más da, algún día lo entenderá-

Puse de nuevo la canción. Me ayudaba a pasar el momento, me ayudaba a sentirme mejor-y es cierto que lo estaba-. Con el amor en perfecto estado, con el sentimiento inmaculado… no, no es culpa mía -me repetía sin cesar-

-Tampoco de ella, cada uno es como es-

Bajo la satisfacción y paz de una canción, a la espera de algo mejor… in the deep.

Con la pena de no saber reflejar en palabras.

09 abril 2008

Setenta + dos

PIENSOS


Carlo se quejaba continuamente de mis alocuciones y soliloquios -claro, él mojaba-
Trepaba por las casas, por tejos indómitos, escudriñándose por ventanucos en flor.
Igual le daba arre que so- auque es verdad si digo que era más de "arre" .
Arengas y peroratas contra mí, de mis piensos y diretes.

-No se dice así-
-Quién lo dice eh? Quién!-
-También es cierto-
-Ahí iba yo-

Aniquilaba mis pensares con habladurías y desfachatez. Con lujuria en sus palabras- y en su boca-.
Aniquilaba opiniones de mi silencio, arrancaba mi silencio a oídos de los demás.
Claro, él mojaba.

Un ventanal abierto, un hombre dentro. -Arre, arre qué más da, si ya la tengo dentro-
Un vendaval cegó el resto. Un suspiro, quizá un lamento.

-¡¡Arre, arre!!-
-Huh-

Setenta + uno

AÚN RECUERDO


Si de algo me acordaba era de que aquel pequeño que recogía hojas de un suelo vacío de árboles. Era cabezoniko, de ojos azules y pelo liso- a lo casco-; Nombre de concejal y apellido corriente.
De padres siniestros, opacos en vida social y con sonrisa un tanto hipócrita. Dicen que, como vegetarianos que eran, comían cuantas hojas pudiera recoger su hijo.- habladurías-.
Cierto es que de ellos poco sabía, no más que de su hijo- Inquieto crío de hojarasca-.

El pájaro verde lo miraba fijo y lo llamaba por su nombre, Mariano Pérez.
Éste, que no sabía del hablar pajareril, jamás contestó.
Más aún, el pájaro verde jamás desesperó y día sí y otro también, no cejaba en el empeño.

Yo los miraba un tanto incrédulo a través del ventanal sur. Reía los intentos de uno y otro.
Ensimismados en sus quehaceres cotidianos. Absortos de cuanto acontecía a su alrededor.

Mariano Pérez y sus hojas,
el pájaro verde y sus cosas.

-Bonito-
-Curioso-

Si de algo me acordaba era de aquel pequeño con nombre de concejal y apellido corriente, Mariano Pérez…

NOTA: En el nombre del personaje he tenido la estimable colaboración de Yolanda.

08 abril 2008

Inciso

DEBATE

Viendo la investidura sí…
-Huh-

Setenta

CURIOSO


Mantuve mi cuerpo fronterizo, erguido como aquél que se esconde del homicida.
Con el latido de mi corazón en silencio, con el soslayo de un mirar, con el alma disimulada.
Perdido en un sueño, en horizontes finitos de precipicios infinitos, crepusculares.
Con el acechar de unos ojos barnizados en rojo bermellón. Con el cabalgar de una carroza negra arrastrada por bellos corceles negros invisibles para el no iniciado.
Una mujer desnuda de cuerpo perfecto y andares superfluos; De cabellos rizados y el color de la noche.
Una hembra de belleza robada al mismísimo Lucifer, el más bello de los ángeles expulsados al infierno, se acercaba sin freno hacia mi cuerpo desnudo, tumbado, sin escapatoria a sus artes amatorias.
Apenas puso sus labios en mi oído para decir- volveré por ti y, ese día… mío serás Satán-
Me incorporé de golpe y vi una silueta estrambótica reflejada en el espejo. Era yo, con rostro pálido y cuernos en la cabeza.

María dormía a mi vera, con aire sosegado, imperturbable. Miré de nuevo mi reflejo en el espejo. Nada más vi que mi rostro reflejado en él, no más.
María, dormía cubierta por una sábana blanca que cubría hasta sus hombros; en su rostro, una eterna sonrisa, no más.

-Fronterizo?-
-Así es-

sesenta + nueve

CIELO, GRIS LLUVIA


Como el viejo había vaticinado, la lluvia hizo acto de presencia. Las líneas del presente y futuro habían desaparecido bajo el manto de un gris amenazante.
Con mis manos apoyadas en el ventanal y la cabeza gacha.

-Volverás a verlas, volverás a verlas- repitió el viejo.

El ratón salió de su escondrijo para con cara de pena para asentir.
Locuelo miraba con cara de tristeza, con sus patas mojadas por una lluvia que no cesaba en su precipitar.

“Soliloquio”
Pensé en las razones de aquello, no tenía mucho sentido -quizá quiera que todo tenga sentido en la vida, una razón de ser; Quizá vaya más allá de donde debiera sin pensar en que las cosas son así, como las cuentan, sin más percepciones ulteriores-.

María, con botas de agua cortas y rojas- nunca me gustaron-
Me besó en la mejilla, algo iluminó mis ojos…

07 abril 2008

Sesenta + ocho

LINEAS EN EL CIELO


Leí cosas, las relaté y hubo quien se percató. Era un libro de Rulfo -ni más ni menos-. Pero esto carece de importancia- es más bien pedancia-.
Sentado, junto a un gin tonic, en terraza de explosión.
Complejo libro…palabras claras sin embargo.
Hubo quien me lo recordó más tarde.

El viejo, cruzado de piernas, miraba al viento como si adivinara la llegada de unas lluvias que martirizarían mi vida por el resto de la semana. Me miró, y con mueca clara, lo dejó entrever.
Creo que mi gesto quedó fruncido y triste por unos instantes porque en ese momento fue Locuelo quien visitó mi mano con aire complaciente.

En un viejo ramal, al oeste de mi mirar, un pájaro verde cantaba a los árboles en flor. En sus nidos, los pequeños piaban al hambre y en el cielo, dos líneas rectas llamaron mi atención.
El viejo se acercó por mi espalda y me susurró al oído “ Lo que ves es la línea del presente y del futuro”.

El pájaro negro no retiraba su mirar; de ladín, dio dos pasos de pájaro hacia su derecha y sentó su cuerpo sobre el alféizar.
Miré de nuevo esas extrañas líneas sobre el todavía cielo azul y me pregunté…

-El qué?-
-Eso ya es personal-

Sesenta + siete

SOL EN MI VIDA

El sol de la mañana golpeaba con fuerza escondido bajo la brisa de un mar tranquilo, lejano aún.
Mi cabeza en condiciones perfectas- extraño-. Dos cervezas como solución a mis males.
Tras una ola, llegaba otra.

A eso de las tres de una preciosa tarde. A eso de las tres, mis primeros achaques.
Mi cuerpo nervioso, mareado e inquieto. Un café mal pedido acrecentó el malestar.
De regreso, las mismas tres canciones animaron un cuerpo ya para el deshecho.

En la oscuridad.
Apareció un confidente de la noche. Parecía la estrella que compré la noche anterior.
Sin muchas palabras y un adiós.

Sin una canción, sin más sonrojo que mi rostro quemado por la luz del sol.

Sesenta + seis

NOCHE DE ESTRELLAS

El ave surcó cielos de raíles con mejor puerto y peor regreso.

El viejo miró mis ojos. Le vi contando mentalmente mis ojeras una a una. Pensé que nunca dejaría de contar. Tan sólo rió, no dijo más. Yo, le devolví la sonrisa y tapé mi rostro con un trapo.

Recuerdo las canciones. Fueron tres.- No fue complicado-
También recuerdo una en fracaso. Cientos de ojos, o así me lo pareció, acechaban un baile de apenas 3 minutos.
Y recuerdo más sí. Pero eso lo dejaré para mí pues no es cuestión de contar cada roce, cada bocanada, cada beso que ofrece la noche. Y es cierto que de nuevo creo que aparece el 3- Lo dejaremos ahí-.
Latidos del corazón…quizá tres…

En la oscuridad, una llamada.
Estrellas en la noche. Me compré la más brillante, se pidió la más escondida, la que apenas brillaba.
Casi al alba…
Tres cigarros y a dormir.

Y tan sólo fue el viernes.

-Un tanto enigmático todo esto no?-
-Contado está, no pretendo más-
-Pues no entiendo-
-No lo merecerás… Es cuestión de atender-

En mis ojos…

04 abril 2008

Sesenta + cinco

El AVE


Me tumbé al calor del fuego que irradiaban los rayos de un sol impenitente. Mi cuerpo, cómodo, sin más extrañar que la mano de una mujer en la mía.
Apenas movía mi cuerpo- cual camaleón-.
Una cerveza en la mano y luego, otra.
-Esto es vida- pensé.
Víspera de un día, presente del mismo. Palabros extraños pasaban por mi mente como el ave que recorría mundos en esos precisos momentos. Y ese ave era un ave muy especial.
Esbocé una sonrisa en mi boca, bebí otra cerveza y algo dije en catalán.

Víspera de un día y presente del mismo. Complejo, apenas entendible.

Crucé los brazos bajo la cabeza; Abrí, en cierto modo, mis ojos para ver el azul de un firmamento que reflejaba bien mis sentimientos en sus estrellas escondidas.
Un trago más, una buena sonrisa, y la alegría de las cosas bien hechas.

Miré de nuevo hacia ese ave de único destino, de carretera única.
Miré al futuro…

03 abril 2008

Sesenta + cuatro

LA INTRASCENDENCIA

Tras una mañana fresca de sol perfecto y cuerpo más que mareado, llegó una tarde cálida sin mareos que distrajeran mis pensamientos.
Cierto es que aquel día no hice el amor con María; cierto es que la deseaba como el primer día.
Así pues y, sin semejanza con el ayer, pasé el día sin más preocupación que la hora de cenar.

Sin ansiedad ni pereza.
Sin ganas de fiesta.

-Complicado pareado eh-
-Lo se, me he vuelto a lucir-
- No eres malo no-
-Lo flipas, lo se-

El viejo, atrapado como yo por el fuego del sol eterno, descansaba su cuerpo desnudo.

-Ya? Un poco corto no?-
-Las cosas salen como salen. Quizá es que ese día no hubiera nada que contar. Piénsalo-
-También tienes razón ahí-
-Lo se, si … tonto no soy-

02 abril 2008

Sesenta +dos

DE CUENTOS Y DEMÁS


Al pájaro de costumbres raras le llamé Olvido. Era verde y, de sus patas, nacían como collarines de colores en tirabuzón. Nunca permanecía dos noches en el mismo ramal.
Huidizo, como general en riesgo de muerte - un Napoleón - lo llamaba el viejo.
María le tenía cariño. Entonaba Traviatas y epopeyas que oía cantar a los pocos conocedores de ellas.
María lo acompañaba en bailes de giros infinitos con las manos tendidas al horizonte como si de sonrisas y lágrimas se tratara.
Yo, en realidad estaba un poco harto de los pájaros. Entre el inquietante pájaro negro y el cantarín verde tenía más que suficiente. Sin llegar a incomodar, la verdad es que estorbaban.
Martes de Olvido y pesar…

Al otro lado, la colmena con sus abejas revoloteando en un suspiro de muerte.
Un zumbido de expiración y esperanza, un zumbido de aguijones preparados para su final.
Junto a ellas, el mesías escafandrado con espátula y red en el rostro.
Con sus ojos rotos por mil celdas que apenas dejaban ver un semblante pálido escondido. Unos ojos azules que acertaban a imaginar la tristeza de un trabajo de picor y espátula.
Y a la espera de un día mejor…

sesenta + tres

ME...


“Sin más superstición que la seguridad de la muerte. Sin más miedo que la efigie oscura azada en mano de ella. Sin más remordimiento que lo dejado pasar. Sin más pena que la misma.”
Así comenzaba el libro de Sir Gordon Strackan.
Nunca me gustaron sus libros, es cierto, pero en momento de la vida, cuando de literatura ya lo has leído todo, incluso Quijote, poco queda en la senda del literato.
Tomé pues sus ensayos sobre- El estar, padecer y Muerte-y les eché un vistazo de corrido.

María apareció por detrás de mi hombro con el susurro de sus labios sobre mi cuello. No dije nada; aguanté cuanto pude con el pelo de mi cuerpo erizado cual puerco espín en batalla.

Me besó
Me…

Dejé el libro de Strackan en la mesilla, desnudé con la mirada a la bella María e hicimos el amor.
De pronto, salió el sol…