09 mayo 2007

capítulo 22

¿MONOS?



Pájaro de pico ralo desperezaba.
Serían las once de la mañana cuando comenzó con el ritual de cada mañana. Empezó estirando la pierna contraída durante la noche para después… después ver cómo algo raro pasaba. Las gentes recorrían el poblado de un lado a otro con monos pegados a su espalda. Eran monos carroñeros. Monos que, desde tiempos atrás, tan sólo eran meras leyendas. Mitos del pasado que parecían hacerse realidad. Tras ellos- a modo de mando- se encontraba El Perimetral.

De él se sabe por antiguas escrituras y cánticos del cancionero popular. Figuraba más como una figura iconoclasta que como razón de ser. Se había hablado de éste en tiempos pasados, en la lejanía de lustros transitados pero jamás en los días presentes.
El cancionero le refería como campeón de campeones; de moral baja y gran efecto seductor.
Decíase acompañar por monos carroñeros a todas horas. Monos de un mundo ulterior.


Una promesa rota, un hechizo vano… los monos eran una realidad.

Pájaro de pico ralo en perdón de no se qué. El Perimetral riendo cual perro sarnoso mira a pequeña dama desnuda y los monos pegados a la espalda de las gentes del lugar.
Imagen peculiar.

Mientras, al otro lado de un planeta cuasi redondo, Padre Prior pensaba en sus cosas. Los papeles, la forma cruciforme, Osvaldo y el bibliotecario ocupaban la mente del viajero.
El Pela aprovechó la ocasión para desmelenar su cabellera y dejarla libre al viento del Este. Su larga melena reposaba en los hombros desnudos de una camisa de ocho varas a la vez que incorporaba en sus andares nuevas poses taurómacas.
-La lucidez de uno contra el desafío del otro- pensó pájaro de pico.

Los monos una promesa rota.
Los monos- carroñeros- agazapados a las espaldas de las gentes.
Promesas rotas de un día sin precedentes.

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