AL DIA SIGUIENTE
Un noche sin dormir; una mañana siguiente escandalosa.
Las palabras se amontonaban en la mente. Eran palabras de reconocimiento, de exaltación por lo visto.
Y llegó la tarde...
Las palabras pasaron a ser miradas; éstas, algo más que pasión; los dedos, juguetes improvisados.
La noche, para el sueño y éste, para descansar con una sonrisa infinita.