17 mayo 2007

capítulo 32

EL GRAN CAPITAN

Padre Prior distribuía alimentos a los infelices de causas perdidas.
En sus bruscos despertares, imágenes aún frescas de El Pela.
Sus canciones, poses taurómacas y su melena al viento- de Bizcocho, nada que recordar-.
Miraba al cielo en busca de un perdón y una plegaria por los muertos y no veía más que un pájaro volar.

Pájaro de pico sin bufanda.
Acaso ha dejado ya de llorar.
Pájaro de pico sin afonía
Quizá pueda volver a hablar.

Los ríos eran cada vez más traviesos y caudalosos.
-La primavera está cercana- pensó.
Sus botas de becerro raídas y gastadas de su largo peregrinar necesitaban de remiendos urgentes. Los dedos de los pies asomaban por huecos en lugares insospechados. Dedos de todo tipo-largos y estrechos y el gordo como gran capitán-.

Padre Prior con dedos caprichosos
El dedo gordo como gran capitán.

A un lado del río una forma.
Padre Prior llevó sus sucias manos a los ojos. No podía creer lo que veía.
Era una forma un tanto singular. Acercó su cuerpo al caudal y así pudo sus dedos refrescar.
Lo que había al otro lado no era más que una forma no muy uniforme de ramificaciones. Parecían no tener sentido alguno pero mirándolas de Este a Oeste y no de Norte a Sur podía percibirse algo peculiar.

-Cruciforme, en ello te has de basar-

Pájaro de Pico sonrió en los cielos al ver a Padre Prior reflexionar.

Padre Prior recordó el susurro del bibliotecario en su oído.
- Masa cruciforme has de encontrar-
Y no dijo más.

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