02 mayo 2007

capítulo 8

CRUCIFORME DOS


Padre Prior oculto tras el tupido cortinaje apenas podía ver nada. Escuchó cómo voces, antes lejanas, se acercaban a él.
Mientras, Pájaro de Pico, vigilaba los extraños divagares de Padre Prior desde lo alto de la torre mayor.
-Pase usted maese perfumador -
Padre prior suspiraba de alivio.

Sor Monja, despistada por noche de locura, olvidó los guantes de esparto.

Impresionado por la manera de apilar las notas en forma cruciforme, maese preguntó con descaro.
-no perturbe - fue la respuesta.
Jengibre para todos y un buen trozo de pan a modo de almuerzo.

Padre Prior cerró ventanales y cortinas - Pájaro de pico ya no podría ver -.
Quizá fuera hora de sobrevolar los cielos una vez más en llanto por los muertos. Una danza estelar que iluminara los ojos de aquellos que ya no podrían sino descansar en paz.

Sor Monja, quemada en sus manos, apenas gritaba. Alzó sus manos al cielo pidiendo el perdón de Dios.
Sus ojos, humedecidos por lágrimas de dolor, denotaban tristeza, angustia y pecado. Arrodillada frente al fogón no cesaba en su llanto y apenas se podían oír unas delicadas palabras.

En forma cruciforme y desordenada, las notas, apiladas sobre el pequeño escritorio. Los ejércitos del mal, los infortunios y destinos de la humanidad libres por fin en una amalgama de pequeños trozos de papel.
-Bien cabrían en una caja de fondo de armario - pensaba Padre Prior.
Maese perfumador las miraba de soslayo turbado por su monumental impresión.
De forma cruciforme en medio de un espacio delimitado por la cordura y la sinrazón.

Apenas unos pasos eran suficientes para que sus curvas turbaran la mente… de nombre, Elena.

Sor Monja, hermana de los desdichados por siempre. Sor Monja en profundo lamento.
Delicadas palabras salían de su boca…

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