02 mayo 2007

capítulo 5

CON PAUSAS DE A DOS



Gallo de pico ralo amaneció de nuevo. Eran las once de la mañana aproximadamente y dispuso de su pico para entonar un dulce canto alegórico.
Padre Prior descansaba en su dormitorio y Sor Monja fornicaba con el hijo del bibliotecario.
Pájaro de pico había almorzado ya y volaba con gracejo hacia el torreón más alto de la iglesia hablando sin cesar –pío, pío, pío -.
Era canso hasta más no poder y las gentes del pueblo anhelaban su pronta muerte o la desdicha de la decapitación casual.

De ojos azules como el océano y andares sutiles como la niebla sobre la estepa…

El bibliotecario -al igual que su promiscuo hijo - apenas había dormido.
El hijo fornicando y el padre laborando - verso preciso, precioso verso -.
Apenas una hogaza de pan fue suficiente para el primer bocado. Lo acompañó con jengibre fresco y partió a las calles del olvido. De pronto su hijo apareció -nada ocurrió -.

Sin tiempo de más, Padre prior tomó la calle principal. Giró a mano derecha nada más llegar a la plaza y después a la izquierda hasta llegar al viejo mercado. Allí compró tres cajas de distintos tamaños y colores. Partió de nuevo girando en redondo - a modo de él - y atravesó con soltura entre los frascos de colonias del perfumero. Giró de nuevo a la derecha dos veces más hasta llegar de nuevo a la plaza y de nuevo hizo un giro de izquierdas que sorprendió a Pájaro de pico todavía en lo más alto del torreón de la iglesia. Fue tan sorprendente el giro que la campana de la iglesia siseó en consonancia.
Alarmado por el giro a izquierdas, Pájaro de pico pensó para sus adentros -pío, pío, pío, pío -.
Para entonces Padre Prior ya había realizado un giro más a izquierdas y dos más a derechas hasta llegar a casa del bibliotecario que yacía dormido sobre el escritorio.
Sonó el timbre con pausas de a dos.

Padre Prior en espera, el viejo bibliotecario desperezando y pájaro de pico… hablando.
Sus pechos pan, sus curvas indecentes y sus piernas… una locura.

No hay comentarios: