25 mayo 2007

capítulo 45

EL SEPARAR


El enterrador en catacumbas de otros tiempos y mausoleos de un pasado reciente. Padre amable, hermanos bastardos y demás familia enterrados con sus propias manos en un sin parar de lamentos.
La muerte-como puede apreciarse- era buen negocio por entonces. Las enfermedades y las desdichas- del amor y casualidades- unidas en el sepultar de los cuerpos.

El enterrador cavando hoyo pequeño para retoño muerto.

Elisa amamantaba con los ojos cerrados lo que quedaba de sus hijos en unión. La túnica no era suficiente pues bajo ella dos piececillos color grisáceo adivinaban al muerto.
La angustia se apoderaba de ella pero su amor por él reprimía la necesidad del corte final.

El hedor tomaba tintes insoportables.
Maese el perfumador en un afán imposible.

El enterrador cavaba con lágrimas en los ojos.
-Un niño muerto en vida con madre en sus brazos todavía abriga-.
Lágrimas de un presente unidas a las de un pasado por la muerte.


Tres días cavó noche y día
A saber madre qué decidía.
Tres días fueron suficientes en su cavar.
Elisa al muerto decidió separar.

La visita impropia de un carnicero.
Los cuchillos preparados y el afilador esperando.
Una túnica con ribetes azules y
bajo ella, un bebé muerto está esperando.

Miradas de dolor
Angustia en su mirar

Bebé separado de por vida
De él pronto tan solo una lápida quedaría…

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