02 mayo 2007

capítulo 9

MADRUGADA DE CORDURA


El filo de la verdad, el cuaderno de viaje de un impostor, el límite del bien y del mal apoderándose de los presentes. -filosofía sí -.


Con Maese el perfumador como testigo y el bibliotecario como gran Zacarías, Padre Prior dispuso de capa obispal y partió de madrugada a un viaje enfermizo en busca de la verdad, de la justicia y el amparo.
Tan sólo unas frases a modo de susurro, pan y vino dispuso para sí.
El bibliotecario dejó atrás su eterna sonrisa transformando su risueña tez en llanto profundo.
Maese perfumador con nerviosa mueca estrechó la mano de Padre Prior volteando su cuerpo en un vals reconfortante.
Bailaron durante dos minutos agarrados a una música que tan sólo ellos podían interpretar.

Las notas en forma cruciforme +


Delicadas palabras a través de su boca; Dolor en sus ajadas manos; Pecado en su corazón.
Sor Monja desdichada.

El ocaso, el momento del día más dinámico y hermoso. Donde las alimañas aparecen de sus oscuros y húmedos escondrijos en pos de una caza segura. Donde el cielo parece multiplicarse por dos fundiéndose en una mixtura asombrosa de distintos colores y donde los ladronzuelos más avispados hacen de él su banquete.

Padre Prior en el desfiladero, Sor Monja en llanto, adúltera.
-delicadas palabras salían de ella -.

El frío del desfiladero comenzaba a marchitar el rostro de Padre Prior. Vestido apenas con capa obispal y botas de becerro -inútiles en agua - caminaba con dificultad a través de senderos escarpados ayudado por un precioso palo de madera de nogal y una vela que portaba colgado de éste.

Padre Prior hambriento y marchito.
Padre Prior en busca de la verdad.

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