17 mayo 2007

capítulo 30

CECILIA EN SU PASADO



Sor Monja era de familia bien parida- cuatro hermanos y tres hermanas-.
Las hermanas, solteras de por vida y la mayor, con más resolución-casta-.
Catorce años se llevaban entre ellos- de dos los hombres y tres y cuatro ellas-.
Sor Monja era la predilecta desde joven. Anunció buenas esperanzas para todos en la vida y en nada acertó.
Sus hermanos murieron jóvenes y con prontitud. Muertes casuales o no, cierto es que murieron. El primero de placer humano- acaso con Padre Prior dijeron-. Del segundo no se sabe más que apareció con rasguños en el cuello, desnudo. Y del tercero se supo por lo poco que quedó de él.

Ellas eran de finos modales y gusto exquisito. Prendas floreadas en invierno que anunciaban la primavera y lanas blancas en verano que anunciaran un nuevo invierno.
Sor Monja era la más agraciada de ellas. Una larga melena ondeando su rostro cubría su espalda. Ojos color miel en invierno y verdes en verano, los rayos del sol iluminaban una sonrisa seductora.
De carácter timorato, pero afable;con una alegría y paz interior que mostraba su gran afecto por los demás.
Muertos sus hermanos y, con las hermanas inválidas de amor, partió a los diecisiete de casa para ya no regresar.
De sus padres no supo más y con las hermanas correspondencia casual.

Sor Monja partió
Sor Monja para no volver

El paso del tiempo así como acaecimientos de la vida turbaron el buen devenir de aquella pequeña y amable mujer. Sus vestidos cambiaron por uno solo- de color negro para más precisar-.
Su nombre de pila cambió- Cecilia de joven, Sor monja en la madurez-.

Cecilia enfundada en sus vestidos de flores
Cecilia en juventud.
Sor Monja enfundada en negro
Sor monja en su madurez.

La tristeza cautivó a un alma feliz en su pasado.
La tristeza de una mujer captó

Belcebú, Belcebú…

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