08 mayo 2007

capítulo 20

DE PROFESION MAYORDOMO



Mientras, en el pueblo, la organización de las fiestas de pascua ocupaban la mayor parte de las conversaciones.
Padre Prior no había vuelto de su peregrinar y la gente andaba confundida. Unos, al pasear, se topaban con otros e incluso se hacían muecas sin sentido y después partían hacia otro lugar.
Sor monja adolecía de principios básicos así que jamás empeñaba más de cuatro horas al día en planificaciones festivas de cualquier índole.

El pela dormía, Padre Prior también. Pájaro de pico enfundado en bufanda, resfriado.

Alfonsina empleaba sus horas libres- 22- en acomodar sus gatos. Tenía muchos-tres- y de ellos dependía- en buena manera- su valer como dama.
Muchos pensaban el sinsentido de lo dicho pero…era pronto para la razón.

Y con el alba… el despertar, Padre Prior y El pela…

Comieron pan y jengibre para el almuerzo.
Al alba, tan solo podían adivinarse los copos al caer en las tupidas capas de los alfareros.
Padre Prior preguntó al Pela si de buena gana estaba pues, a su parecer, el ceño fruncido tenía.
El Pela comprendió. Miró fijamente a Padre Prior y le expresó con soltura- Padre Prior, acaso usted jamás quiso hacer de mayordomo su profesión?-.
Padre Prior rió durante varios minutos seguidos- acaso dos o tres- Para responder- Pela, desde joven eres cofrade-.
El Pela apostó sus manos a ambos lados de sus mejillas con un gesto risueño. Miró a Padre Prior y contestó- De buen saber acompañado voy en este viaje-.

Osvaldo dormía con sus pies desnudos frente a un ahogado fogón. Padre Prior entonó un verso a su oído y depositó en su mano el crucifijo en cuestión.
El Pela lo miró de soslayo-Padre Prior encontró la razón- pensó.


Días confusos, días nevados, días de entierros, días, tan sólo, días.

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