04 mayo 2007

capítulo 16

EL HOSTAL Y DEMAS.



Las puertas de madera hacia dentro, timbre campano y manetas dispuestas de izquierda a derecha. Un gran cartelón indicaba el nombre - HOSTAL y DEMAS -. Sus puertas se abrían a eso de las once -con el despertar de Gallo de pico ralo, tardío -. Nada más atravesar su puerta se adivinaban las mesas del gran salón.
Dispuestas todos ellas en vertical, tan sólo una de ellas, la más lejana, era redonda -caprichosa -.
Oriundos de aquí y de allá como clientela -gentes de lo más particular -.

Maese el perfumador ocupaba la mesa de la izquierda y más allá, en la mesa de la derecha, Sor monja tiritando con las manos al cielo en busca del perdón.
El hijo del bibliotecario perdido en lecho ajeno y Pájaro de pico surcando los cielos en busca de Padre Prior.

El bibliotecario giró tanto esa mañana a izquierdas que acabó encontrándose de nuevo frente a su casa -como si hubiera estado buscando en redondo -.

En el centro, el fogón - testigo trágico de la muerte de Bernardo el alfarero.

Maese el perfumador observó a Sor monja en la distancia - tres metros no más -. Se sentó ante ella, la miró y fundió sus manos con las de ella. Una vez unidas las bajó de los cielos y las dejó reposar en la mesa. Una mirada de complicidad, una mirada de perdón.
Sor Monja dejó de tiritar y con mirada triste miró a los ojos de Maese el perfumador. Cerró los ojos y la tristeza se desvaneció para convertirse en una llamada hacia otro lugar.

Padre Prior chasqueando y El Pela -Amén - 23334, 23335,23336… Amén.

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