02 mayo 2007

capitulo 3

LA CRISPACION



En aquellos días de Agosto la ciudad era un remanso de paz. Los oriundos, disfrazados de pies a cabeza con pequeñas glándulas que identificaban sus orígenes, esparcían racimos de flores por las calles.
Padre Prior, oriundo él, jamás esparcía nada. Él avanzaba y avanzaba sin rumbo fijo mientras Pájaro de pico volvía de su banquete matutino. Se saludaron de buena manera, y despidieron de otra.

De pronto Sor Monja emitió un fuerte grito; Un grito que nadie había escuchado antes; seco, profundo y de grandes decibelios -como bien dijo Alejandro -.
Todos corrieron hacia ella temiéndose una desgracia. Jamás pasó nada. Tan sólo gritó. No fue -quizá -más que un apetecer.

Padre Prior, sor monja, Alejandro… oriundos, crispados.

Quizá aquella mañana de Agosto cambiara el rumbo de las cosas.
Sor Monja jamás había actuado de esa manera tan grotesca. Reía y después un grito.

Padre Prior compró dos cajas más -para otras cosas dijo - y marchó avanzando hacia nadie sabe dónde. Vivía de día y de noche.
Era un ser extraño y de piernas estrechas. De mentón turbado y carácter extremo.
Nunca se le conoció mujer ni hombre; si acaso, un jovenzuelo -terrible -.

Ella era preciosa, de cuerpo para el pecado, sin nombre… si acaso, Elena.

Momentos después Alejandro falleció de angustia y Gallo de pico ralo comenzó el vía crucis con un canto desalentador, si acaso… crispado.
Sor Monja sollozaba, reía y después… tan sólo un grito. Padre Prior avanzaba sin destino. Pájaro de pico volaba a ras de suelo esquivando cuantas lágrimas de dolor podía. Si acaso, con flor en pico para el difunto.

Alejandro falleció - de angustia sí -.

No hay comentarios: