El fogón incendiado por la negrura del carbón. Una silla vacía en un extremo y Padre Prior de pie, vigilante.
-Qué te ocurre hermana?-
-Es Satán, padre Prior es Satán-
Padre Prior no entendía lo que estaba curriendo. Con el desayuno sobre la mesa dispuso de un bocado de cecina que regaba con leche fresca.
-Elisa, siéntate. Cuéntame que te ocurre-
-Es mi hijo Padre Prio. Mi hermana quiere arrebatármelo-.
-No es tu hermana quien lo desea sino el propio diablo camuflado en su pequeñez-.
-Padre Prior, usted no tiene alma-.
-La tengo, pero escondida para ocultarla del mal. Tu hijo en cambio la ha mostrado en forma de sonrisa dentada.
-Malditos los dos-
Sor Monja miró de soslayo a Padre Prior y los dos asintieron con preocupación.
Padre Prior dejó el desayuno sobre la mesa y partió raudo.
-A donde va Padre Prior?-
-Es un misterio Elisa. Quédate aquí, descansa-
Mientras, el niño dormía en cuna. Quizá, abrazado por los brazos del diablo.