21 junio 2007

Capítulo 74

TAN LEJOS, TAN CERCA



Un bosque de flores rosas entre ellos.
Una esperanza en una mirada.
Una llama de luz en una sonrisa.
Y Pájaro de Pico en los cielos, sonriendo.

Padre Prior cerca del encuentro.
Un encuentro casual o un noble intento.
Padre Prior enamorado.
Un niño y su viejo lo han emocionado.

El corazón en mil pedazos por su pasado.
Una conciencia intranquila.
Una paz y un iluminar.
Una mujer a la que poder abrazar.

Años han tenido que pasar
Un niño con su viejo ver
Para a una dama querer.

Quizá sea hora de volver.
De querer.
Y de una vez, en una nueva vida creer.

Padre Prior con su mirada al cielo.
Una sonrisa y lágrima en sus ojos.


Pájaro de Pico en su hombro.

Un susurro, una vuelta, un caminar.

18 junio 2007

Capítulo 73

El VIEJO Y EL NIÑO


Cuando pienso en aquellos años tan lejanos... Cuando pienso en Padre Prior atravesando ríos de profundidad ilimitada, bosques del demonio y cuando la muerte acechaba por donde fuere, se me irritan los ojos y lloro. Más, contaré ahora lo ocurrido a Padre Prior en una aldea atravesada por témpanos de hielo.
Una mirada que tomó por aviso.
Un niño en persona y, a su lado, un padre ciego.

El niño postró su mano extendida a la vez que con la otra arrodillaba a un padre mal herido.
Una herdida profunda en su alma, otra, en la mirada.
Dos monedas que soltó sobre una pequeña mano indefensa.
Una mirada perdida en el viejo y una sonrisa.
El hijo recogió al padre del suelo tras haber metido en lugar secreto el par de monedas y se adentró con él en un bosque cubierto de frescas flores rosas.

Tan sólo una pregunta hizo Padre Prior.
-¿ Cómo o llamáis?-
-Eso ahora no importa- respondió el pequeño.

12 junio 2007

Capítulo 72

CANTARES

Un niño sin nombre, sin hermano.
De padre muerto y
madre inepta.

Un hermano muerto
Pegado
y enterrado.

Hermano despegado en muerte
Lápida en su frente.

Madre promiscua
circunspecta y
poco lista

Afanada en ello una madre despechada
Quizá tierra
Quizá piedra.

De hambre quizá muera
si acaso pecho no mordiera.

Un hermano ya muerto
El otro, en tiempo muerto.

Shalalalalala, shalalalalalalala
Shalalalala, shalalalalala
( bis )

Capítulo 71

NOMBRE QUE PONER


En los allendes, Padre Prior y su nuevo compañero. Días de rosas y miel- Rosas en los campos, miel en los sacos-.
El nombre le preocupaba. No daba con él. Pensó en Trevor- Comparsa si era hembra-.
De rodillas, en posición blasfema, adivinó por fin el perfil genético.

Comparsa era de porte más bien pequeño pero con colmillos de pánico.
Su pelo duro enrojecido en los extremos y adecuado al agua y al frío.
De caracter afable y un tanto dominante.

Padre Prior en reposo, mirando, observando los modos y quehaceres de tan inesperado compañero de viaje.
Comparsa comía bien entrada la tarde. De costumbres que parecían arraigar en tiempos pasados, no dejaba títere con cabeza.
Sus ojos en cambio, destilaban franqueza y paz.

-Quizá si lo volcara hacia el otro lado...-
-El jamón no comerá boca abajo-
-Pues tu dirás qué comerá porque pecho tampoco quiere-
-Eso es por la postura, te lo dije-
-Probaremos con cecina-
-Cecina hay en la cocina-

El bibliotecario raudo al camposanto.
Allí, el enterrador pensando.

Capítulo 70

¿UN CAFE?



-Tortas, tortas-
-Parece que ha dejado se sangrar-
-Sí, pero no hace nada-
-Habrás de pegarle con más entusiamo-
-Quizá, si le pellizcara...-
-Hazlo, apenas sangra ya-
-¿No le encuentras con mal color?
-Eso te pasa por haber pegado flojo. De lo contrario, estaría rosadito-
-¡Parece que dice algo!
-Hermana, tan solo tiene 3 meses, no hablan-
- Pues algo ha dicho-
Tras de ellas, el bibliotecario con rostro sorprendido.
-He sido yo pero, lo he dicho bajo para no asustar al niño-
-¡Señor bibliotecario! Buenos días tenga usted. ¿Un café?-
-¡Hermana, el crío!-

La sangre empañaba el suelo acogiendo pelusas tanto del pasado como del presente.
El niño sin nombre en un suelo empapado. Su rostro en pos de muerte por no ver.
Un pellizco y un café. Un llanto de dolor... un llanto de vida.

-Parece que este le ha hecho efecto-
-Te lo dije-
-Parece que además, ve-
-Gracias a Dios. Ese pelo me estaba poniendo nerviosísima-
-A ver si me come ahora-

Capítulo 69

TIRA Y AFLOJA



-Tira de ahí y empuja-
-Nada, no hace nada-
-¡Porque no empujas ni haces nada!
-Me estás poniendo un tanto nerviosa. A ver si lo haces tu mejor-
-Tira de ahí y ponlo al otro lado a la de tres-

Por fin pudieron dar la vuelta al niño sin nombre. Se había quedado enganchado a los pelos de Locuelo y no había quien lo desatara del enredo.

-Parece que hemos solucionado uno de los problemas, ahora aparta el pelo de sus ojos-
-Creo que va a ser imposible-
-Porque no lo haces bien. Coge con la otra mano y aparta el pelo-
-Si suelto la otra mano se me cae el crío-
-Pues que se caiga, pero ese pelo hay que retirárselo de los ojos. ¡No ves que así no puede ver!
-Ya, ya pero... igual es mejor que no vea a que caiga y muera-.
-¿ Ahora te pones tierna?-
-Claro, como no es tuyo-
-!Claro, como come tanto!-
-No me come no-
Venga, suelta y retira-

El niño sin nombre veía.
El niño sin nombre caía.

-Parece mucho pero es que de la cabeza se sangra mucho-
- Sí que se sangra sí y ahora hasta él lo puede ver-
-Te lo dije, era importante que viera. Aunque sea su muerte.-

A un niño sin nombre el pelo por fin han retirado.

-Dale unas tortas a ver si hace algo-

Capítulo 68

JAVATO


El enterrador en estado de ansiedad. Las noticias le llegaban con cuentagotas. Unos decían que comenzara a cavar, otros que dedicara sus días en el encuentro de una madre desaparecida en extrañas circunstancias.
Lo cierto es que le angustiaba la situación sobremanera.
Cavó tres veces y dio una oportunidad a la vida.

El niño sin nombre cada vez más famélico y con peor color.
- No me come no- acertaba a decir una madre con los papeles cambiados.
Sor Monja alimentando a Gallo de Pico Ralo y Locuelo, descansando.

Allende, por tierras del sur, Padre Prior encontró compañía. Un pequeño javato le perseguía por donde fuere inquietando e ilustrando la nueva naturaleza encontrada.
Como hablar no pensaba que hiciera le puso nombre de animal.
En los cielos, Pájaro de Pico sonreía y el aguilucho caía.-muerte-.

Sor Monja recogió la misiva del suelo y leyó:
Sus manos encontradas en pose seductora y en su boca una sonrisa.
Murió con cruz a su lado, acaso dos palos cruzados.

Locuelo, un ladrido.
En la habitación 203, un hombre hundido.

- No me come no- color verde de piel.

Capítulo 67

LLEGADA INESPERADA



La magia de la vida en una historia interminable. Gallo de Pico Ralo, desaparecido en búsqueda de Padre Prior, apareció, apocado.
Sin voz y con una pata menos. Cojeaba sobremanera y de sus ojos nacían lágrimas como ríos de sangre habían recorrido la aldea - meses de muerte-.
El carnicero vio la oportunidad de segar vida pero Sor Monja, aún presa del pánico de una misiva mortecina, lo acogió para sí.
Gallo de Pico Ralo la miró con ojos agradecidos y dejo su pico reposar en regazo.

Locuelo dormía y los enfermeros en búesqueda penitente.

Una vez ataviado con pijama para gallo dispuso su peineta en posición vertical y salió rauda al encuentro del bibliotecario.
Una llamada a dos y un baile en la sombra.
El bibliotecario en angustia y Juanquenovi ya sin mareos.

El paseo a casa de Sor Monja entre la tormenta y la angustia. LLuvia que calaba unos huesos castigados y remarcaba el cuerpo aún estilizado de Sor Monja.
Dentro ya, Gallo de Pico ralo tumbado sobre el catre principal.
Una sonrisa y un caer de ojos.
El bibliotecario apenas una media sonrisa y una lágrima sobre una misiva todavía sin recoger.
La mano sobre la papada y en su pata, un papel enrollado.
- El Pela muerto, Padre Prior en...-
Faltaba el final; acaso en la pata desaparecida lo llevaría.

Alegría por el ser vivo.
Angustia por el desparecido.

11 junio 2007

Capítulo 66

MISIVA y MUERTE



La estancia vacía.
Una silla y una lámpara de gas encima. Sor Monja con sus manos apoyadas en un rostro en llanto. Una misiva en el suelo y un remitente semi-desconocido.
Al final de la carta podía leerse- murió en paz-.
Respiraciones nerviosas y rápidas en un pecho agitado por el dolor.
Antes podía leerse- por circunstancias todavía no resueltas-.
Sor Monja retiraba sus manos del rostro de vez en cuando para secar sus manos al abrigo de un pañuelo de seda.
Apenas un pequeño llanto y unas manos de nuevo en un rostro pleno de dolor.

Juanquenovi mareado, sentado en una estancia tranquila.

Elisa golpeando con los nudillos una puerta tras la cual tan sólo se escuchaba un profundo dolor; un llanto desesperado.
De rodillas, junto a ella, una carta en el suelo con remitente semidesconocido.
-Arañazos en la espalda- acertó a leer.
-Murió en paz- al final de ella.
Dejó al niño sin nombre sobre el suelo y con el pecho aún desnudo abrazó a una hermana rota en el silencio de un llanto eterno.

En los cielos... iigghhh, iiighhhh...

08 junio 2007

Capítulo 65

CASUISTICA


Tierra regada por ríos de sangre.
Rojo color muerte sus adentros -rastrillada en superficie-.
Un enterrador.

Dos cipreses anudados por su copa y, bajo ellos, un hormiguero.

Sor Monja observaba a Locuelo con recelo. Miraba el fogón, miraba al perro.
Elisa, en posición impropia, lo veía al revés.
- Raro perro- acertó a decir.
Sor Monja en desespero; el niño sin nombre, boca abajo.

Hormigas de pasos ligeros alrededor de lápidas con muerto dentro.

Sor Monja adivinó un mirar.
- Este perro tiene hambre. Como tu hijo.-
Dispuso de plato y leche y se lo dio al primero.
-Hermana, este niño no me come-

Locuelo ya ha comido.
Locuelo ahora dormido.

En el camposanto, un enterrador. A sus pies, unos cuantos pies- hormigas-.

- Elisa, haz favor-.

La cara de un niño sin nombre de color morado.
Acaso su sangre en la cabeza haya almacenado.

-No me come no-.

07 junio 2007

Capítulo 64

ASI ES



La mirada de aquel niño sin nombre mirando al suelo; su boca en el pecho desnudo,boca abajo. -Estampa incomparable-.
El triste y mortecino caminar de un enterrador que a sus padres ha tenido que enterrar - a una madre liquidar-.
El caminar de Padre Prior con zapatos de verano acompañado en los cielos por Pájaro de Pico y algún aguilucho.
Sor Monja atusandose el pelo con peineta espectacular.
Y Locuelo con sus patas en una cocina con el fogón en llamas.


La Ilíada, una Odisea.

En tiempos de locura y un maricón.
Traiciones y muerte.
Un perro perdido.
Fogón y hambruna.
Pies ajados y libres.
Monos carroñeros,
Y una hermosa mujer, de nombre Elena, paseando su belleza sin igual.

La vida. Tan solo... la vida.

Capítulo 63

HIJO SIN NOMBRE


Sor Monja junto a un fogón. Elisa, con su pecho desnudo.
Guantes de esparto en sus manos, niño en un regazo.
Distintas miradas, consejos varios.
- Debieras de poner al hijo en posición vertical-
-No se hacerlo-
-Es complicado, pero es que boca abajo no puede comer-.
-Creo que debieras callar. Asustas al niño.- Sin nombre.

Las miradas se desviaron. Una miraba al fogón, la otra, con el niño en la misma posición.- boca abajo-.
-Creo que el niño así no puede comer-.
-Me pondré al revés.-

El intento dio un resultado impropio.

Fuera, observando por la ventana, Locuelo.-hambriento-.
Sus pequeñas patas subidas al alféizar y sus ojos con la mirada en postura tan singular.

-Hay un perro observando-.
-Es tu postura. Le parecerá un tanto peculiar-.

Locuelo con lengua en agua acaso un ladrido logró expulsar.

Una mirada triste.
Un torcer la cabeza expectacular.

La puerta abierta como reclamo.
Un fogón ardiendo esperando.

Ruido de patas en la cocina.
Un niño sin nombre y
un fogón.

Capítulo 62

ZAPATOS DE VERANO


Padre Prior pensando en aquella criatura que vio nacer-un filete-.
Tomó la bolsa por los hombros y puso rumbo norte. Frente a él, una zapatería de zapatos de verano; Al otro lado, la de invierno - momento para la duda-.

Acompañado en todo momento en los cielos por Pájaro de Pico- y algún aguilucho que otro-.
-pío, pío-uno.
-iiighh, iiiighh- el otro.
Hablaban, conversaban y reían.

Padre Prior movía la cabeza de un lado al otro.-un no entender-.
Les hizo un ademán con la mano y marcharon en buen caminar.

Pies calzados en zapato de verano- la duda había terminado-.

Lejos, Juanquenovi, sentado, mareado y con dolor.
El enterrador, con rastrillo en mano y Sor Monja, su pelo atusando.
En los cilos un iiighhh y un par de píos.

Don Alfonso bajo tierra-con mayor oscuridad si cabe-.
Su alma en medio de la nada.
Encima, su enterrador; al lado, la madre en compañia.

Nauseas, mareo y un entierro...
El Miedo, un tick y después... otro.

Padre Prior por los campos del sur.
Racimos de flores entorchados y girasoles al sol volcados.
Los zapatos de verano, los dedos al aire han dejado.

Capítulo 61

ESPERANDO


En el centro de una instancia tranquila.
Sentado, apenas sin pensar en nada. Tan solo la muerte y un mareo constante en su cabeza. Nauseas y dolor.

Juanquenovi era pequeño, muy pequeño.
De padre inquieto y madre de ojos verdes.
Nacido en tierra de fiestas e iglesias por doquier.
Tics nerviosos en momentos de angustia lo acompañaban por donde fuere haciendo de él un pequeño títere descabezado.

Padre Prior y él en unión y del Perimetral buen admirador- ironía-.
Construía felicidad para los desdichados-buen hombre-.

Nervioso, inquieto y defectos varios.
Sus piernas, torcidas; dientes afilados, amarillos- causas ajenas- y pelo leonado.
Personaje que de verse en la oscuridad parecería un diablo.- de día, el infierno-.

Nacido en Junio y con doble personalidad.-los astros-.

En su nacer apenas un filete.
En madurez, una estupidez.

Amores pasados, presentes...

Mareos y nauseas -dolor-.

Juanquenovi, doble personalidad y de piernas torcidas.
Sentado en estancia tranquila.

Esperando...

06 junio 2007

Capítulo 60

BUENAS NOCHES, BUENOS DIAS

Del perdón y de un pasado.
De una mujer a quien amó y que, de algun modo perdió.
Conocida en extrañas circunstancias que no vendrían a cuento- preciosa-.
De pestañas como ramas y ojos del color de sus hojas.

Otras tierras la vieron nacer, otras tierras la verán crecer.

Una vida complicada y unos sueños rotos.

Paseaba su cuerpo con hermosura y sin disfraz.
Elegante en sus modos y con sonrisa mortal.

El pasado le persigue- a día de hoy, presente-.
Un futuro por delante y una sonrisa en mi mente.

Un amor escondido tras un pequeño corazón.
Su cariño presente.
Su futuro... por descubrir.

Buenas noches, buenos días...

Capítulo 59

LARGO E INCLINADO


Sangre de una madre en una tierra apenas rastrillada. El enterrador con sudor en la frente y la angustia por su muerte.
Serían las once de una calurosa mañana cuando acercose con sigilo y como el agua corriente-curioso-.
Andaba erguido pero torcido. Era un hombre inclinado y de altura considerable.
Blasfemo de día, trepador de noche.
-Hostia puta joder! La merda dei campo santi!
El enterrador con sus brazos en cruz a modo de perdón y el larguiducho, torcido con mirada de estupor.
-Levanti cazzo merda-
El enterrador en un continuo santiguar - de nuevo sus brazos cruzar-.

-Io perduto-
-La fe?-
-Va fan culo capuio-

Su desplazamiento ambiguo, lateral y torcido hacían de él un personaje crispado.

Pelo rizo y tono italiano
El enterrador con pala en mano.

La primera fue modal- lo enderezó-
La segunda mortal-lo decapitó-

Su lengua en la mano
su cuerpo enterrado.

El enterrador y un italiano.
A éste, la muerte le ha llegado.

Un felicidades
Un adios temprano
Una canción entonando.


05 junio 2007

Capítulo 58

PERIMETRAL


El Perimetral de ojos sarnosos y risas hirientes.
En árboles milenarios dormía
En luna llena acecharía.

El por qué de la llamada a los monos es todavía un descubrir.

Avanzaba con pasos uniformes e inseguros a través de caminos pocos frecuentados.
Sus ojos móviles en sentidos opuestos a la razón.
Sus pies largos y de dedo con pelo, el corazón.

Nacido en la rivera de río sin igual, tras un pilar y sin rival.
-Hijo único-.

A través de montes y caminos encontrados, su impronta de muerte siempre ha dejado.
Monos carroñeros le acompañan.

Las espaldas de las gentes, la muerte.

De él poco más se sabe, del inferno jamás se salve.

Perimetral por su gran cabeza,
En árbloles milenarios acecha.

De risa hiriente y
proceder indecente.

Monos acrroñeros le acompañan
Tras de sí, tan sólo, muerte.

Capítulo 57

CAVA HIJO, CAVA



Como si de composición pictórica se tratara, el enterrador y su madre apostados ambos a cada lado de una lápida enfrentados uno al otro con semblante pensante y la luz filtrándose a través de un ciprés.
No había palabras ni llantos- tan sólo paz en sus rostros-.

-Pensé que despertaríais para el entierro-
-Calla y cava hijo, cava-
-No hay qué cavar madre, el muerto ya está dentro-
La madre lo miró desconcertada. Sus manos en el mentón y sus ojos alocados. No acertó más que a decir.
-Cava y calla, los muertos no esperan-

El enterrador, enfurecido, asió con sus manos la pala y comenzó a cavar en lugar extraño y alejado.
Cubrío el rededor del hoyo con matojos y zarzas dirigiendose a su madre con lágrimas en los ojos.
-Muere madre,muere-
La madre no hizo nada. Dejó su rostro en silencio y postró su cuello en final sangriento.

Su cuerpo decapitado tomó por los pies primero.
Más tarde, la cabeza del pelo cogió y al hoyo la echó.

El enterrador en pecado, a su madre ha matado.

En las entrañas de la muerte, colocó la cabeza mirando a poniente.
Sus brazos en cruz pidiendo perdón y, sus piernas recogidas por mejores medidas.

Apenas una plegaria y tierra sobre ella.

Ni una lápida que la identificara.
Ni una sombra que la adivinara.

Un trozo de carne entre sus dientes le acompaño hasta su muerte...

04 junio 2007

capítulo 56

AGUILUCHOS


Comenzado el mes de junio.
Padre Prior despierta amanecido ya.
Pájaro de Pico todavía dormido tras largo viaje.
La fenestra abierta deja ver la mañana en su candor. Golondrinas y algún que otro aguilucho surcando los cielos-estruendo en el viento del sur-.
Orín en el balde y agua en el rostro.

La posada apenas con gente.
Tres dependientes de brazos cruzados y piernas juntas. Lo demás, un borracho con los brazos en cruz y un testaferro arruinado.
Una dama se acerca- edad indeterminada en su rostro- con cenicero en la mano. Lo deposita en la esquina de la mesa y con ademanes frescos pregunta.
- ¿Jengibre y pan?-
-Soledad y paz - contesta.
La muchacha enojada hacia la antigua barra de madera cruzando de nuevo los brazos y con las piernas juntas.
Padre Prior -en bostezo final- una cerveza con la mano ha indicado.

Pájaro de Pico de pronto ha despertado. Los párpados aún legañosos en riachuelo mojado y cuerpo entero remendado.
En vuelo dejando caer gotas de agua sobre los presentes que lo increpan por pensar que lo han orinado.
-Pío, pío, pío- a modo de disculpa.

Padre Prior con los ojos descansados en recuerdo del ayer.
Sus rostros normales, humanos.
Los corderos ya son pasado.

Fuera, surcando los cielos, golondrinas y aguiluchos.

Lejos, en el camposanto, una madre y un hijo duermen bajo cipreses por sus copas anudados.

Capítulo 55

CORDEROS EN LA MENTE


Padre Prior envenenado por la muerte. Sus pasos-y los de en la aldea olvidados- perseguidos por el rostro inhumano de un ser con guadaña en una mano.
Perseguido por la muerte desde temprana vida, de ella pensaba haber escapado.
Pájaro de Pico surcando el cielo de Padre Prior-dos días ha tardado-.

Noticias de desdicha en su ojos muestra.
Padre Prior la paz no encuentra.

El caminar era torpe, un tanto amanerado. Bosques, montañas y páramos surcados a Padre Prior han mellado.
Al Pela muerto-que no sepultado- con aire taurómaco ha dejado.
Conversaciones vacías con uno mismo pues a nadie más ha encontrado.

Pies enfundados en botas de becerro para el invierno que, con la llegada del verano, los ha ajado.
Distintos hongos entre los dedos han anidado.

La llegada a nueva aldea ilumina su rostro. Una media sonrisa dibujada entre piel seca y arrugada por el tiempo pasado.
La pensión de apariencia impía pero limpia. La comida de buen tono y caliente en los extremos del plato.
Cerámica en menaje, madera en cubiertos.
Amenaza en un menu de tan solo cordero cubierto.
-Malditos corderos, embajadores del inferno-.espetó para sus adentros.
El cansancio, de la conciencia intranquila de Padre Prior se ha apoderado-sus hojos, nublados-.

Cuerpos humanos con rostro de cordero mirando.
Con sus manos los ojos ha frotado.
-Malditos corderos, dejad en paz mis pecados-.

La habitación modesta. Un catre de paja bajo la fenestra.
Idiomas de un pasado en su mente.
El Pela no está presente.

Pájaro de Pico cansado, su pico, bajo sus plumas ha dejado.
Duerme Pájaro de Pico, el viaje todavía no ha terminado...

Capítulo 54

ENTERRADO


Ruegos, llantos y plegarias en el camposanto interrumpiendo el silencio.
Un murmullo creciente y, en los cielos, tan sólo los sonidos de unas golondrinas en canto primaveral.
El enterrador, manchado por tierra húmeda en disposición genuflexa y su madre, durmiendo aún bajo la sombra de un ciprés en su copa anudado.

Sor Monja de riguroso luto; Elisa, con su hijo en brazos.
El bibliotecario anotando un no se qué y Pájaro de Pico sobre lápida de un muerto pasado.

Locuelo arte y parte de un funeral.
Un ladrido, un enterrar final.

Pablo de Cafur despistado y perdido.
En tan solo veinte minutos un ragalo ha perdido.

Hora y media de murmullo dio paso a un último adiós por parte del sacerdote.
Las mujeres y los hombre en unión mostraban sus rostros en lamento sin la vergüenza de un pasado reciente al haber sido todo descubierto.
Elisa, de manos unida a su hermana; A su pecho desnudo, un hijo con padre conocido.

Locuelo despistado en una jungla desconocida. Sus ojos enfocando cuanto observaba y sus patas rascando lo que depositaba.

Locuelo hambriento
Un ladrar, un muerto.

01 junio 2007

Capítulo 53

LAS MANOS DENTRO

Locuelo, al que así hubiera llamado, perdido entra las estrechas callejuelas de la aldea-hambriento él-.
Sus pequeños dientes ávidos de manjares varios-la leche en pan duro de manera singular-.

Tristes ojos al nada tener.
Apenas un pequeño ladrido en su proceder.

Pablo de Cafur triste y apagado, sus dedos de nuevo ha contado.
Veintiséis en total, pues el viernes fue el final.
Los enfermeros en busca de Locuelo en ánimo ofuscado y tras sus pasos, un maricón en celo.
Pablo de Cafur-ciudad jamás levantada- sentado en un suelo frío con cabeza gacha y sin Locuelo- a quien así habría de llamar-.
Su cuerpo en feto y una lagrima surriento.

Principal en celo con su manos dentro.
Ira en sus ojos, consuelo en sus adentros.

Padre Prior en pastos salvajes de nuevo rodeado por corderos.
-Santa María, esto es un ardid del infierno-
Al lado de él, Pájaro de Pico asintiendo.
Los corderos con dientes en afilado mentón observando alrededor.

En las calles... Locuelo.
Sólo y sin alimento.

Al fondo, una puerta abierta...

capítulo 52


LOCUELO


La habitación 203 del maricomio engalanada para la ocasión.
Veintiséis años contaba con los dedos.
Fuera, en los pasillos, los enfermeros con un regalo.
-Un perro tendrá a su cuidado-.

Pablo de Cafur, loco, muy, muy, muy loco
Pablo de Cafur con perro a sus veintiséis.

Al otro lado, en el ala norte, gritos amanerados de maricón de turno embriagado por la felicidad de un regalo merecido.
Su cabello pegado con saliba y raya en medio especial para la ocasión.
Principal-así se llamaba el maricón- conocía de visitas esporádicas a Pablo de Cafur.
Sus migas y demás menesteres tenían en desahogo-a los que hacían vista gorda y oídos sordos-.

Una vez al mes ocurría
En dos empujones consistía.

Pablo de Cafur era feliz. Jamás hubiera pensado en regalo tan especial.
De pronto, un ladrido-el perro parecía hablar-.
Un ladrido genuíno, especial.
Los allí presentes en alborozo y Pablo de Cafur en perfecta sonrisa- emoción sin igual-.
El perro, todavía sin nombre-y sin rabo- moviendo lo que él todavía pensaba poseer.
Pablo de Cafur- ciudad nunca levantada- en palmas de felicidad.

Una sonrisa
Una lágrima.
Un ladrido
Un hablar.

Veintiséis años esperando compañía
A los veinte minutos al perro ya no tenía.

Perro sin nombre escapado
Locuelo lo hubiera llamado.

Un ladrido en lontananza
Un ladrido sin esperanza.

Locuelo se ha escapado
Su ladrido nos ha dejado.