El PELA
El sol del Este adivinaba la presencia del nuevo día.
Padre Prior en postura peculiar, Sor Monja susurrando delicadas palabras con las manos al cielo y gallo de pico ralo, durmiendo.
El Pela -personaje donde los haya - era cofrade. De larga melena y tamaño singular -según lo miraras su porte parecía cambiar -.
Jovenzuelo todavía, su rostro unos 24 parecía indicar.
Padre Prior partió de buena mañana - como siempre -. Enfundado en sus botas de becerro -las que en agua de nada servían - comenzó el largo viaje en busca de la verdad. De su mente desaparecieron las palabras extranjeras y en su mundo se volvió a reconciliar.
Pensó en las palabras que el bibliotecario no cesaba de pronunciar - los papeles, los papeles -. Palabras, sin duda, misteriosas para él en aquel momento de incertidumbre y de riesgo finito.
El Pela se sentó en la bancada principal vociferando a la vez que frotaba sus manos con la pasión de un enamorado.
Su melena al viento - día ventoso -.
El paseo nocturno embriagado de belleza a Don Alfonso cegó…
El Pela era de armas tomar. Su padre había muerto nada más nacer -sarampión dijeron -. Su madre, de fealdad suprema, partió al circo.
Desde entonces y, apenas con dos años, se hizo cofrade.
De diez amigos disponía durante el día y tres en la noche. - de sus nombres algo sabremos -.
Sus andares chulescos y sus palabras escasas.
- De buena hora parte Padre Prior.
- De buena gana parto.
- ¡Vaya con Dios!
- Así será, en busca de la verdad voy. ¿Acaso querrías acompañarme en este viaje? - El Pela asintió -.
Y dos nunca son multitud…
Un circo, una vida...una madre.
15. Noche
Hace 14 años