03 mayo 2007

capítulo 14

El PELA


El sol del Este adivinaba la presencia del nuevo día.
Padre Prior en postura peculiar, Sor Monja susurrando delicadas palabras con las manos al cielo y gallo de pico ralo, durmiendo.


El Pela -personaje donde los haya - era cofrade. De larga melena y tamaño singular -según lo miraras su porte parecía cambiar -.
Jovenzuelo todavía, su rostro unos 24 parecía indicar.

Padre Prior partió de buena mañana - como siempre -. Enfundado en sus botas de becerro -las que en agua de nada servían - comenzó el largo viaje en busca de la verdad. De su mente desaparecieron las palabras extranjeras y en su mundo se volvió a reconciliar.
Pensó en las palabras que el bibliotecario no cesaba de pronunciar - los papeles, los papeles -. Palabras, sin duda, misteriosas para él en aquel momento de incertidumbre y de riesgo finito.

El Pela se sentó en la bancada principal vociferando a la vez que frotaba sus manos con la pasión de un enamorado.
Su melena al viento - día ventoso -.

El paseo nocturno embriagado de belleza a Don Alfonso cegó…

El Pela era de armas tomar. Su padre había muerto nada más nacer -sarampión dijeron -. Su madre, de fealdad suprema, partió al circo.
Desde entonces y, apenas con dos años, se hizo cofrade.
De diez amigos disponía durante el día y tres en la noche. - de sus nombres algo sabremos -.
Sus andares chulescos y sus palabras escasas.
- De buena hora parte Padre Prior.
- De buena gana parto.
- ¡Vaya con Dios!
- Así será, en busca de la verdad voy. ¿Acaso querrías acompañarme en este viaje? - El Pela asintió -.


Y dos nunca son multitud…



Un circo, una vida...una madre.