02 mayo 2007

capitulo 4

LA ESPARTANA



El funeral fue de aquellos que se recuerdan, llovió.
Fue triste, llovió.
Padre Prior cedió su capa obispal para cubrir el féretro de Alejandro.
Tomó con una mano la caja recién comprada y la dispuso a modo de paraguas.
Pájaro de pico lo miró con orgullo; con ademán orgulloso y satisfecho emprendió vuelo dejando caer un bello plumaje a lomos de Padre Prior creando así la capa más hermosa jamás antes vista.


Apareció de pronto del oscuro día, era espartana, de tez blanca y pelo cano. - así eran ellas -.
Alzó su voz y con despecho y menosprecio dijo - soy espartana y por ello cana. Dejad de llorar a hombre adúltero que jamás tuvo corazón y apenas cipotón -.
La rima era complicada y denotaba un gran bagaje cultural.
De pronto y como por arte de magia, los racimos de flores esparcidos en la fría mañana se convirtieron en afiladas estacas de color del viento.

Antes de su muerte se le escucho decir - tentación de cipotón, nos llevó a la locura, tentación de cipotón me llevó a la absolución -

Sin duda, una extraña frase. Sin duda una poeta…

El gallo de pico ralo, Sor monja, Padre Prior… llovió.

El bibliotecario apuntaba sin cesar todos aquellos acontecimientos con sucesión de palabras y frases. Todo quedaba enredado en un sin fin de frases inconexas a modo de borrador.
Era chiquito y de patas largas lo cual hacían de él un personaje de lo más peculiar.
Con la sonrisa puesta de día y de noche, enredaba a los demás en fabulosas historias de adivinadores, de magos y sucesos pasados en la ciudad tiempos atrás. Todo estaba anotado y ordenado por fichas apiladas de manera cruciforme - como si huyera de los males presagios -.

De tez fina y mirada hermosa, caminaba por el umbral de la oscuridad…

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