07 abril 2008

Sesenta + ocho

LINEAS EN EL CIELO


Leí cosas, las relaté y hubo quien se percató. Era un libro de Rulfo -ni más ni menos-. Pero esto carece de importancia- es más bien pedancia-.
Sentado, junto a un gin tonic, en terraza de explosión.
Complejo libro…palabras claras sin embargo.
Hubo quien me lo recordó más tarde.

El viejo, cruzado de piernas, miraba al viento como si adivinara la llegada de unas lluvias que martirizarían mi vida por el resto de la semana. Me miró, y con mueca clara, lo dejó entrever.
Creo que mi gesto quedó fruncido y triste por unos instantes porque en ese momento fue Locuelo quien visitó mi mano con aire complaciente.

En un viejo ramal, al oeste de mi mirar, un pájaro verde cantaba a los árboles en flor. En sus nidos, los pequeños piaban al hambre y en el cielo, dos líneas rectas llamaron mi atención.
El viejo se acercó por mi espalda y me susurró al oído “ Lo que ves es la línea del presente y del futuro”.

El pájaro negro no retiraba su mirar; de ladín, dio dos pasos de pájaro hacia su derecha y sentó su cuerpo sobre el alféizar.
Miré de nuevo esas extrañas líneas sobre el todavía cielo azul y me pregunté…

-El qué?-
-Eso ya es personal-

Sesenta + siete

SOL EN MI VIDA

El sol de la mañana golpeaba con fuerza escondido bajo la brisa de un mar tranquilo, lejano aún.
Mi cabeza en condiciones perfectas- extraño-. Dos cervezas como solución a mis males.
Tras una ola, llegaba otra.

A eso de las tres de una preciosa tarde. A eso de las tres, mis primeros achaques.
Mi cuerpo nervioso, mareado e inquieto. Un café mal pedido acrecentó el malestar.
De regreso, las mismas tres canciones animaron un cuerpo ya para el deshecho.

En la oscuridad.
Apareció un confidente de la noche. Parecía la estrella que compré la noche anterior.
Sin muchas palabras y un adiós.

Sin una canción, sin más sonrojo que mi rostro quemado por la luz del sol.

Sesenta + seis

NOCHE DE ESTRELLAS

El ave surcó cielos de raíles con mejor puerto y peor regreso.

El viejo miró mis ojos. Le vi contando mentalmente mis ojeras una a una. Pensé que nunca dejaría de contar. Tan sólo rió, no dijo más. Yo, le devolví la sonrisa y tapé mi rostro con un trapo.

Recuerdo las canciones. Fueron tres.- No fue complicado-
También recuerdo una en fracaso. Cientos de ojos, o así me lo pareció, acechaban un baile de apenas 3 minutos.
Y recuerdo más sí. Pero eso lo dejaré para mí pues no es cuestión de contar cada roce, cada bocanada, cada beso que ofrece la noche. Y es cierto que de nuevo creo que aparece el 3- Lo dejaremos ahí-.
Latidos del corazón…quizá tres…

En la oscuridad, una llamada.
Estrellas en la noche. Me compré la más brillante, se pidió la más escondida, la que apenas brillaba.
Casi al alba…
Tres cigarros y a dormir.

Y tan sólo fue el viernes.

-Un tanto enigmático todo esto no?-
-Contado está, no pretendo más-
-Pues no entiendo-
-No lo merecerás… Es cuestión de atender-

En mis ojos…

04 abril 2008

Sesenta + cinco

El AVE


Me tumbé al calor del fuego que irradiaban los rayos de un sol impenitente. Mi cuerpo, cómodo, sin más extrañar que la mano de una mujer en la mía.
Apenas movía mi cuerpo- cual camaleón-.
Una cerveza en la mano y luego, otra.
-Esto es vida- pensé.
Víspera de un día, presente del mismo. Palabros extraños pasaban por mi mente como el ave que recorría mundos en esos precisos momentos. Y ese ave era un ave muy especial.
Esbocé una sonrisa en mi boca, bebí otra cerveza y algo dije en catalán.

Víspera de un día y presente del mismo. Complejo, apenas entendible.

Crucé los brazos bajo la cabeza; Abrí, en cierto modo, mis ojos para ver el azul de un firmamento que reflejaba bien mis sentimientos en sus estrellas escondidas.
Un trago más, una buena sonrisa, y la alegría de las cosas bien hechas.

Miré de nuevo hacia ese ave de único destino, de carretera única.
Miré al futuro…

03 abril 2008

Sesenta + cuatro

LA INTRASCENDENCIA

Tras una mañana fresca de sol perfecto y cuerpo más que mareado, llegó una tarde cálida sin mareos que distrajeran mis pensamientos.
Cierto es que aquel día no hice el amor con María; cierto es que la deseaba como el primer día.
Así pues y, sin semejanza con el ayer, pasé el día sin más preocupación que la hora de cenar.

Sin ansiedad ni pereza.
Sin ganas de fiesta.

-Complicado pareado eh-
-Lo se, me he vuelto a lucir-
- No eres malo no-
-Lo flipas, lo se-

El viejo, atrapado como yo por el fuego del sol eterno, descansaba su cuerpo desnudo.

-Ya? Un poco corto no?-
-Las cosas salen como salen. Quizá es que ese día no hubiera nada que contar. Piénsalo-
-También tienes razón ahí-
-Lo se, si … tonto no soy-

02 abril 2008

Sesenta +dos

DE CUENTOS Y DEMÁS


Al pájaro de costumbres raras le llamé Olvido. Era verde y, de sus patas, nacían como collarines de colores en tirabuzón. Nunca permanecía dos noches en el mismo ramal.
Huidizo, como general en riesgo de muerte - un Napoleón - lo llamaba el viejo.
María le tenía cariño. Entonaba Traviatas y epopeyas que oía cantar a los pocos conocedores de ellas.
María lo acompañaba en bailes de giros infinitos con las manos tendidas al horizonte como si de sonrisas y lágrimas se tratara.
Yo, en realidad estaba un poco harto de los pájaros. Entre el inquietante pájaro negro y el cantarín verde tenía más que suficiente. Sin llegar a incomodar, la verdad es que estorbaban.
Martes de Olvido y pesar…

Al otro lado, la colmena con sus abejas revoloteando en un suspiro de muerte.
Un zumbido de expiración y esperanza, un zumbido de aguijones preparados para su final.
Junto a ellas, el mesías escafandrado con espátula y red en el rostro.
Con sus ojos rotos por mil celdas que apenas dejaban ver un semblante pálido escondido. Unos ojos azules que acertaban a imaginar la tristeza de un trabajo de picor y espátula.
Y a la espera de un día mejor…

sesenta + tres

ME...


“Sin más superstición que la seguridad de la muerte. Sin más miedo que la efigie oscura azada en mano de ella. Sin más remordimiento que lo dejado pasar. Sin más pena que la misma.”
Así comenzaba el libro de Sir Gordon Strackan.
Nunca me gustaron sus libros, es cierto, pero en momento de la vida, cuando de literatura ya lo has leído todo, incluso Quijote, poco queda en la senda del literato.
Tomé pues sus ensayos sobre- El estar, padecer y Muerte-y les eché un vistazo de corrido.

María apareció por detrás de mi hombro con el susurro de sus labios sobre mi cuello. No dije nada; aguanté cuanto pude con el pelo de mi cuerpo erizado cual puerco espín en batalla.

Me besó
Me…

Dejé el libro de Strackan en la mesilla, desnudé con la mirada a la bella María e hicimos el amor.
De pronto, salió el sol…

31 marzo 2008

Sesenta + uno

CASI PAREO

No pasa nada.

Por no pasar
No pasa ni el tiempo.

28 marzo 2008

Capítulo sesenta + uno

CANCION


Tus manos miraban al cielo
Mis ojos no se cerraron por gusto
En la noche, cuando nadie pudo verte
Sin un adiós ni un hasta luego

Llevo perdido tres años de mi vida buscando una razón.
Intentando abrir de nuevo los ojos
Las llaves no abren puertas, tú las cerraste.
Y cuando me levanto, todavía suspiro.

Es lo que tiene amar

Un niño me miró sonriente
Su risa desapareció de pronto
Aún me pregunto si fue mi mirar.

Todo me cuesta tanto
Parezco el payaso torpe del circo
El hombre bala que se degüella o
Quizá, un malabarista sin manos

Todavía, cuando me levanto, suspiro.
Es lo que tiene amar
Es lo que tiene amar.

Esta mañana decidí abrir los ojos
Todo estaba en blanco
Ni una silla, ni un banco.
Ni un niño al que mirar a los ojos

Es lo que tiene haber amado.

Sesenta

GRACIAS

Cierto es que gusto de un buen patxaran los viernes tarde y que por ahora no pende la copa de mi mano. Cierto es que estoy feliz y contento bajo el manto de los 20 grados centígrados y también lo es que no necesito del patxaran en días así para ampliar mi sonrisa a límites insospechados.
Creo que es momento de agradecimientos a todos/as aquellas personas que se han mantenido fieles a mi historia por tanto tiempo.

Pero de todas ellas y, si el localizador ese que se pone funciona correctamente, la vistita que más sorprendido me tiene es alguien de MOUNTAIN VIEW-USA. Lo normal sería que la persona en cuestión no fuera de allá y que su sede social o de empresa tenga como central aquel lugar del que nada conozco. Pero si no es así y accede desde allá, te mando un saludo y un agradecimiento especial.
Te devuelvo tus 17 visitas en 17 abrazos o… besos.
Y de Almería qué decir, va de largo destacada en visitas, seguida muy de cerca por Valencia…
En fin, gracias a todos.

Y como esto de capítulo tiene poco y tan solo es un agradecer, la música que lo acompaña… quizá sorprenda.
Y es que el estado de ánimo es importante para cuanto se escribe en este blog y hoy… me ha dado por ella. Soy fanático de este trozo maravilloso de música y nunca es tarde para los que no lo conozcan aprender algo nuevo.
Yo ansío aprender desde mi vagancia todo el tiempo. Y sí, cuando uno es vago es complicado pero… para eso está la inteligencia.
…y los pájaros.

cincuenta + nueve

Y SONREÍ

Y en eso que estábamos- divagando- pasó la noche. Y es verdad que dormí- y dormí bien- y al despertar algo había cambiado. Mis ojos se abrieron mirando hacia un ventanal sin cortina ni persiana. A través de ella… el Sol!
Una sonrisa en mis labios, un estiramiento maravilloso y un brinco en salto mortal hacia atrás.
El golpe, hermoso.
Es verdad que poco duró mi alegría- y no porque el sol hubiere desaparecido- sino por ver mi aspecto en el espejo.
Los ojos no eran ojos, la tripa blanca, peluda y los hombros… casi ni existían. Me esforcé en sonreír de nuevo y me dije a mí mismo- qué coño, ha salido el sol, ¿no querías esto?-.
Ducha- con limpieza especial- y salida fresca- como casi siempre.
Recordé entonces un viaje reciente a morada singular donde meterse en la ducha, mejor dicho, salir de de ella no era humano. El frío se apoderaba de uno como el diablo de los malhechores.
Me tranquilizó el recuerdo y, al mirarme de nuevo en el espejo, la sonrisa volvió a iluminar mi fachada.
Ya no veía tripas blancas ni pelos anodinos. Todo lo veía de colores variopintos entremezclados entre sí.
En la calle, con mi pose, mis zapas y mi sonrisa. Viernes y sol.
Adiós angustia, adiós.
Y no quedaba más que imaginar a María desnuda tumbada en la cama. Con el pelo retirado a un lado y una media sonrisa en sus labios.
Con una mirada de amor y un, hasta luego mi amor.
Y sonó una canción sí, cómo no. Y era curiosa, me ponía.
Me ponía y lo flipaba sí.



Recordé el pasado… sonreí.

27 marzo 2008

Cincuenta + ocho

NO SE, NO SE

Divagaba yo- que divago constantemente- sobre esto y aquello- que son dos cosas que yo sólo las se- cuando dije:
-¡Joder¡-
Es lo que tiene divagar. Uno mismo se da cuenta de ello pero las cosas no son como uno quiere que sean sino como a la puta neurona le de por pensar.
Y entonces pensé- ¿por qué no lo escribes?- y en eso andamos, divagando para mí y los demás.
Un tanto coñazo- lo se- pero es que a veces estas cosas salen así y, a buen entendedor… pues eso, que se enterará quien quiera o pueda entender algo de todo esto…
Y es que la vida cuando se pone puñetera, por no llamarle puta, es terrible. Estallas por todos lados, no quieres más que gritar o, escribir sin cesar. Escribir cosas que quieres pero que no puedes. Escribir y escribir como si de un diario se tratara pero con remite.
Y sí, en ello estoy, divagando sobre esto y aquello… tampoco hay mucho más que hacer.
Entonces me animo a mí mismo y me pongo una canción. Y, si puede ser, con mensaje. Y en eso estamos y a ello voy.
Y la canción lo merece, y por qué no, yo también.
Seguiré divagando, lo se…
Porque las cosas son así y no como quisiéramos que fueran…
-Vaya speach-
-Lo se, joder, lo se-

Cincuenta + siete

JUEVES DE ABRIL


Lluvia y más lluvia en un horizonte para el imaginario.
Las nubes cubrían el cielo y el agua empapaba a los pocos personajes que se lanzaban en busca de algo que comer.
Comercios vacíos, aislados del mundanal ruido y yo, sentado frente a un ventanal viendo cómo el agua que recorría los caminos transcurría sin cesar a paradero desconocido.
Mi mente en blanco, mi corazón triste y mi mirada perdida.
Dos manos se posaron en mis hombros- anímate, el sol te protegerá- dijo el viejo.
Cierto es que tenía razón aquel hombre. Sabía de mi gusto por el astro Rey, de mi necesidad y de mi sonrisa cuando éste aparecía recién entrada la mañana.
Desvanecía todos y cada uno de mis pensamientos que abotargaban mi mente, desafiaba a cuantos problemas tuviere y animaba mi alma hasta sacarme la mejor de mis sonrisas.
Necesitaba al Rey y lo necesitaba ya.
Mientras, en un lugar desconocido, María me esperaba con la esperanza vana de…
-De qué-
-Eso es lo que no se…-

26 marzo 2008

Cincuenta + seis

VIURE SENSE TU


Una canción y un... -Bienvenida-
Tremendo explicar situaciones tan complejas.
La vida es así, con sus títulos y subtítulos.
Con miedo a saber y necesidad de saber.
¿Contradictoria? También- quizá- Pero ante todo, compleja.
Romántica, perezosa, agridulce…
Divagas sobre cosas sin más razón que un olvido necesario pero imposible.
Una canción con respuesta, mejor así.
O no…
Desde el corazón sí, desde la razón… no se.
Quiero creer que también.
Duele pero anima.
Sufres pero alivia.
Gracias. ¿Por qué? Porque sí.
Bienvenida…mejor así

Cincuenta + cinco

SIN MAS


El pájaro negro acechaba tras el ventanal con el mirar de un avestruz en vuelo vertiginoso- curioso eh-
Locuelo, en intriga, permanecía en el silencio de los ángeles caídos. Con las patas en cruz, semiabiertas para ser más preciso.
El viejo, como león enjaulado, repetía salmos una y otra vez- el génesis y esas cosas de profetas y mitos de antaño sí-
María no estaba, se fue- como Laura- y yo, permanecía en silencio de sepulcro.

La vida no es que cambiara mucho.
Es verdad que el inquilino al que acogí por unos días permanecía conmigo como si del tiempo no hiciera caso alguno. También es cierto que de su presencia aprendí la paciencia y el saber estar en silencio.
Sus frases, un tanto lapidarias, pero sinceras.
Su seriedad la acompañaba de cariño con un simple gesto, una caricia, o un guiño.
Había atusado su pelo con raya en medio, dejando caer por sus hombros un pelo cenizo que recogía en una coleta para leer.

Sin una canción propia, como es de aconsejar para la gente que se quiere, rebuscaba en los archivos de mi mente...

25 marzo 2008

Cincuenta + cuatro

UNA NOCHE

Enmarañado en un montón de cosas con menos sentido que las palabras.
Un poco perdido, un tanto alejado de la realidad.
En un aquí y allá.
En un nuevo descubrir.

Tenía el pelo moreno, los ojos oscuros y el agarrar de quien lo necesita.
Bailamos.

Tenía las manos tan cerca, tan lejos, que no sabía si me acariciaban o se alejaban.
Palabras amenazantes en sus labios, sonrisa al pronunciarlas.
Un movimiento pendular acompañaba la conversación.
Una sonrisa en los dos.

Enmarañado en un montón de cosas con menos sentido que las palabras.
Bailamos … adiós.



Cincuenta + tres

LOBOS POR MANTO


En la oscuridad de una habitación sin más luz que la que proyectaban mis verdes ojos sobre la techumbre, con la única inspiración de quien no está y las manos quietas, la alcoba aún parecía pequeña.
Lonely night sonaba para los oídos de quienes quisieran escuchar.
Nadie con quien compartir ese momento de soledad bajo el manto de un lobo y una sábana azul.
Una canción y…yo.
Desperté con el frío colándose por mis pelotas. Los pies, sobre el fresco de un suelo casi polar, de mis ojos…mejor ni hablar.
Colé un jersey azul por mi cabeza y una especie de pantalón en mis piernas. Los calcetines, tampoco podían faltar. Un cigarro, un sueño, y una canción.
La ventana mostraba el viento en su golpear. Los árboles azotaban sus ramas y sobre mi cuerpo puse una manta negra para tapar.
Carlo apareció de pronto, sin avisar, semidesnudo, tan sólo unos calzoncillos y una tripa incipiente. Un bostezo, sus ojos hinchados y un estirar.
Cerré los ojos y volví a escuchar Lonely night.

Cincuenta + dos

OH, MY LOVE

Y yo acariciaba su pelo con la verdad de mis palabras…
Una canción sin baile, el frío en los huesos, calado, como el viento.
Copos de nieve en el rostro, un amanecer.
Una canción sin baile y un cuerpo maltrecho tumbado sobre un sofá acojinado por los suelos.
Imágenes confusas en mi mente. Un hombre sin frío, su pelo rizado, camiseta de manga corta y negra.
Tres personajes congelados a su lado acurrucados ante un tímido calentador.

Dos mujeres en la noche, dance, dance, dance y una canción.
Dale gas sí.
Uno lo flipa y el otro se congela. El hombre de pelo rizado no entiende y la canción en un sin cesar
Imágenes mezcladas, confusas unidas por un mismo tema.
Y en mi cabeza una palabra descongela el frío de una pascua ya pasada.

-¿Sabes? Esto no hay quien lo entienda-
-Hay cosas que hay que vivir para entender-

Ahora contigo y luego con otra… esto no se para… esto no se para... pensaba la comadreja.
Y en mi mente una canción sin baile, en espera…
Y todo se resume en ella.

18 marzo 2008

Cincuenta + uno

MUNDO HIPOCRITA


Capuchas capirotadas en la cabeza.
Fuego, silencio y tambores en la noche.
Cristos crucificados y Marías en lloro.
Pasos, pasitos y pasajes.

El olor a incienso y cera quemada inundaba las calles repletas de conjura.
Estremecedor, hipócrita en su mayoría.
Pero, ¿en qué se había convertido esto sino en ello?
Huyo, adiós, no quiero ver más lamento y llanto vano, adiós.

Colores significadores de dolor sobre su piel.
Cruces al hombro, teatro en las calles.
No ataco, mas difiero pues por odiar, aborrezco la falsedad.
Y huyo de momentos solemnes plenos de almas vacías, de pecadores con vacuna.

Y Locuelo me miraba con pena y yo acariciaba su pelo con la verdad de mis palabras.

17 marzo 2008

Cincuenta

LA VIDA


Tras la noche, el día
- nublo-.
- muero-
- lunes-
- no puedo-
- impedido-
- Expuesto-
- indispuesto-
- vacío-
- me lleno-
- no más-
- Algo más-
- Dale gas Juani-

13 marzo 2008

Cuarenta + nueve





SUEÑO O REALIDAD


Y entonces recordé cuentos fantásticos donde los cerdos portaban boina y pelo liso a un lado. Donde las libélulas eran del color de la magia y las damas acicalaban su cabello de colores varios. Y los había morenos, naranjas y también amechados.
Y sus sonrisas me sonreían y yo les sonreía.
Y el sol brillaba por siempre. Y en las calles los niños. Negros, verdes, amarillos y rosaceos.
Y recuerdo cómo de una sonrisa naranja salieron mariposas que pintaban el horizonte con estrellas y las estrellas iluminaban a los tristes y los tristes caían al suelo avergonzados por su desgracia.

Y recuerdo que desperté y todo volvía a su ser. El cerdo sin boina, las libélulas sin color y en el cielo no había mas que un sol que a todos por igual iluminaba.
Un instante después la vi a ella flotando por la ribera del río.
Entonces me di cuenta que los sueños se pueden hacer realidad.
Y de pronto vi las libélulas del color de la magia e imaginé a los cerdos con boina y pelo liso a un lado. Y vi mujeres de pelos varios y una de ellas, con el pelo anaranjado, sonrió, se acercó y me besó-

Cuarenta+ ocho

LA ALCOBA VACÍA


La primavera se colaba por las ventanas de la casa.
Su luz, su olor, su presencia, su imagen, su distancia, su color, su silencio, su sonido, sus nubes y su azul del cielo.
Ventanas abiertas de par en par para recibir con brazos abiertos un día maravilloso.
Desnudo frente a un ventanal sin que mis partes pudendas y, pudientes, quedaran al arbitrio de ojos curiosos.
Los animales en sonrisa, burros que olvidan la tristeza de su ojos en sonrisa permanente, caballos con sus crines al viento galopando a sus anchas por los verdes prados destinados a acoger en ellos miles de margaritas silvestres.
Mujeres que, ni antes fueron fachosas ni ahora preciosas, flotando sobre la tierra seca, volando entre flores, bailando entre canales de agua fresca.
Miré mi alcoba vacía de amor. Una media sonrisa de complicidad, un desgarro y una mirada al suelo. Un minuto, no más, volví a mirar mi alcoba vacía, sonreí y me dije…- tienes la alcoba vacía pero el corazón lleno-.
Y entonces miré por la ventana, el blanco de las casas, las chimeneas apagadas, la sinceridad en los rostros, el amor, los besos, las caricias y el ansia de vivir. Mis brazos estirados en despereza y una sonrisa que acompañaba sin esfuerzo, era feliz.
Sentimientos contradictorios un día maravilloso, miércoles de primavera, de amor, tristeza y felicidad.
Una alcoba vacía, un corazón, una ocasión.

11 marzo 2008

Cuarenta + siete

SIN PETALOS NI FLORES


La lluvia y el viento golpeaban un hinchado rostro mañanero- los martes eran así; de los lunes mejor ni hablar-
Un cuerpo de ojos verdes, pequeño, y patas proporcionadas. Tez verde oliva limonera, cubierta de cremas bronceantes para evitar susto mayor y, uñas en ausencia.

-¿Y el pelo?-
-Corto-

María despedía al cartero con la mano, Locuelo, con pelaje nuevo, encimaba el alfeizar para ver los aconteceres y, Padre Prior, descansaba su cuerpo sobre un sofá de forma hecha.
Algo picaba en mi entrepierna, usé mi mano derecha. Legaña en ojo, saludé a los presentes. María giró su cuerpo, me entregó una sonrisa, se acercó a mí expulsando aquella legaña traicionera.
Las campanas repicaban por el diablo muerto. Sin más gloria que el infierno, sin más ofrenda al muerto que un entierro en silencio, sepultado bajo las tierras infértiles del norte, al desamparo de la iglesia que lo había protegido en vida. Sin pétalos de flor que cubrieran el camino al más allá. Sin un llanto de los presentes que, en insignificancia, veían pasar al muerto arrastrado por dos mulos enlazados en luto.
María suspiró, una lágrima cayó. No pregunté, nada dije, los sentimientos de las personas son propios.
El viejo nada dijo. De su rostro ni una lágrima cayó, ni un sentimiento podrido.
Yo permanecí indiferente. Odiaba, es cierto, a aquel viejo que vigilaba cuanto hacía, que husmeaba y anotaba en libretín negro el mundo pajaril.
Llovía esa mañana de luto hipócrita.

10 marzo 2008

Cuarenta + seis

LA NIÑA


La angustia apenas duró diez minutos. La Niña no aparecía por ningún lado, ni riesgo había de ello.
-¿Qué?-
-Espabila y piensa-
Sin pájaros que contar, pues en muerte tan sólo la vida has de dejar pasar, ¿quién contaría los pájaros del lugar?
El libretín negro enfangado en sangre, caído, cual ángel, con sus hojas profanadas en pecado capital.
Zamaél te espera viejo, duerme por siempre en brazos del diablo. Quema tus pecados en las llamas del infierno.
-Se ve que no le tenías aprecio-
-No fui yo quien lo llevo a los brazos del diablo-
-Y cómo es el diablo, acaso tiene barba?-
-No, abigotado, media melena y la raya a un lado. Bien lo describen así aquellos que lo han visto-
-Y vive?-
-Como Dios, está entre nos, con alma perdida y cuerpo humano-
Lunes, tras domingo voteril.

07 marzo 2008

Cuarenta + cinco

MUERTE ENTRE PAJAROS LIMEROS


Una jarra de agua, curva, tamizada por pintura rupestre con gavilán en vuelo e infrahumanos en lanza.
Un vaso vacío iluminado por los rayos de un sol retraído. Sombras y juegos de luz en un techo sin más decorado que una lámpara de fuego.
La mesa, rácana en alimento; las sillas, fantasmas.
Una jarra de agua, curva, sin nadie a quien saciar la sed.
Las venas enjauladas en cuerpo y piel.
Un cuchillo sobre la mesa, sangre y muerte.
-¡Santa Madre de los esclavos!-
-Shhhhhhhhhh-
Cuchillo en mano, sangre en jarra, sonrisa en un rostro vacío de amor.
Un diablo negro muerto en pecado de suicidio.
-Madre mía, un muerto más-
-Así es, murió sólo, en silencio, sin una lágrima que cayera por sus ojos. En pecado.-
-Y el libretín negro?-
-Es pronto para ello, sabréis de él-
El agua ligaba con ríos de sangre. En el techo, formas fantasmagóricas abrazaban un cuerpo en muerte.
En un ramal desnudo, no menos de veinte cuervos limaban sus zarpas con sonrisa en sus picos.

06 marzo 2008

Cuarenta + cuatro

NADA PARTICULAR


El cartero carta en mano. Un -buenos días- y un –adiós- educado.
Iba con gorra vuelta -como los antiguos- gabardina beige -cual tejano- y botas de andar por casa-raro-.
Miré el membrete; nada particular; mi hermano, muerto.
Dejé la carta sobre la mesa y con copa de licor en la mano, lloré por él con la mirada al cielo.
El viejo reconfortó mi pérdida con la mano sobre mi hombro y unas palabras al viento.
Miré al pájaro negro que parecía estar al tanto de todo; quitó su sombrero con pie de pájaro y me ofreció reverencia y lamento.
-¿Por qué crees que lo hizo?-
-No era esa muerte su preocupar supongo-
Agradecí el gesto con reverencia similar y brindé porque el Arcángel Gabriel lo recibiera en sus brazos.
-No es labor del Arcángel Gabriel semejante proceder-
-Era su preferido-
-Igual da, no es su labor-
Miré por la ventana; un pájaro negro cruzaba el cielo. Un saludo a su tocayo, un adiós, yo ya no vuelvo.
La muerte, amenazante, perseguidora de almas. La muerte, cercana, lejana, siniestra. La muerte, embajadora, oscura, irritante, cercenadora de vida.
-¡Joder!-
-Quizá. Es viernes-

Cuarenta + tres

EL BAÑO

La ciudad brillaba de nuevo con el iluminar de un sol que golpeaba con fuerza la retina de los paseantes. El frío permanecía como los cuervos en ramal desnudo, con la cabeza girada cual exorcismo, evitando así el destello de unos rayos que cegaran la visión de la muerte.
El diablo negro, con babuchas que protegieran sus pies del viento rasante y, los pájaros golondrios, en piar constante por el azul celeste de un cielo inmaculado.
Un día después de un día especial. Un regalo final por mujer amada; un regalo para sus ojos, los míos y una emoción retenida por las circunstancias.
Jueves. Víspera del todo, de la nada, quién sabe.

-Tampoco va a pasar nada por lo que veo-
-Deja que corran las palabras-

El ratón…
-¡Joder con el ratón de los cojones!-
-Repito- El ratón refugiaba su cuerpo en un balde de agua con el cuerpo impoluto, enjabonado por las manos de María. Las orejas gachas, la cola tiesa.
El viejo, sentado frente al pájaro negro, sin apartar la mirada de él, desafiándose los dos en un juego de vida y muerte, de paciencia y tortura.
Carlo, en tejo lejano, dejaba caer su cabeza por ventanales mujeriles esperando quizá una invitación para buena relajación. Su sonrisa, su quejido, sus locuras semidesnudescas…
Dos golpes en la puerta, dos ojos tras de ella.

Cuarenta + dos

UN LÍO


-Una vez esmerados en el conocer, prosigo con demás aconteceres-

Creo recordar que era jueves. Mi cuerpo, henchido en felicidad, disfrutaba del momento cual pájaro alimenta el viento con su vuelo.

-ooooooh-
-Lo se, a veces me gusto-

María, de vestido tirantado y corto, el viejo con la sonrisa de un nuevo amanecer y, el pájaro negro, de corbata negra y camisola blanca.

-Lo del pájaro no lo acabo de entender, ¿cómo vestía sus ropajes?-
-No es casual que ni yo lo sepa; cosas del más allá supongo-
Locuelo sonreía- curioso para un perro- y bailaba al son de una canción de la champions.
-¿Qué?-
-Déjalo estar, me sentía en la obligación de ello-
-Un tanto confuso todo esto. Ni Iranzu lo entenderá-
-Es lista ella-

Las campanas repicaron un himno al viento, sonaba culé.

-¿Queeeeeeeeeeé?-

Locuelo continuaba en sonrisa y baile, el viejo cantaba y yo…yo…
-Tú, qué-

Yo…sólo repetía- uno dos, uno dos, uno dos-

05 marzo 2008

Cuarenta + uno

DE PONCIO Y PILATO


Gotas de agua helada sobre las cabezas desnudas de aquellos imprudentes que olvidaron el gorro, para los calvos a los que azotaba con más fuerza si cabe, para los pájaros que, en vuelo rasante, hincaban su pico en tierra tras un mal aterrizar.

La ciudad crecía en emoción cuando el sol iluminaba sus calles.
Pilato lapidaba pecadores en sueños de papel, Poncio ejecutaba y Cristo moría ajusticiado por revolucionario.
Había Magdalenas y Judas que honraban el cortejo, Aves Marías y Padres Nuestros para pecadores y Cristos sacrificados clavados en cruz.

El diablo esperaba tranquilo en recoveco escondido; con sus ojos púrpuras encendidos por la pasión de la muerte; acompañado por una retahíla de niños dentados de capa negra y cruz boca abajo en su mano.
En el cielo, un pájaro de largas alas esperaba su momento.

-Santa madre de Dios-
-Lo se, es extraño esto que cuento. Ya termino-

Abrí los ojos. María dormía sobre el hombro de un viejo que, con un libro sobre su pecho, descansaba la inquietud de su pasado.

-Madre mía qué angustia de capítulo-
-De todo ha de haber. Esmera tu conocer-

Cuarenta

SOBRE UN RAMAL DESNUDO


Los copos de nieve se derretían en su rostro creando una regata de final imposible.
Entró con su eterna sonrisa, con una mirada tierna y un pellizco en mi mejilla. Mi corazón volvía a palpitar, mi cuerpo correspondía con la alegría de un crío de catorce bajo sus pantalones y mi rostro, parecía un farol de fresas rojas.
Abrí el ventanal norte y grité.

-¡Ya puedes contar cuantos quieras, los oigo!

Padre Prior me miró orgulloso, confiado en sus buenas palabras y mejor razón.
Al fondo, tras un pequeño ventanal, pude ver al diablo negro en su nauseabunda morada con el libretín negro en sus manos y una pluma de pájaro en la boca. Me miraba con desdén, quizá, temeroso de haber captado en demasía su atención.
En un ramal desnudo, no menos de veinte cuervos vigilaban la morada.
Ni el frío, ni el viento parecían amedrentar esos cuerpos exorcitados por el mal a la espera de lujurioso banquete de cáliz ocular.
Un pequeño ratón asomó su cabeza, tiritaba temeroso, con gesto tímido, hambriento.
María, con la cabeza, le dijo no. Tomé un trozo de queso, lo tiré al suelo. Se acercó a él sin más miedo que la muerte.
María tomó mi mano en la suya.
El viejo me miró, sonrió.

04 marzo 2008

Treinta + nueve

EN SILENCIO

La luz, el sol y su ocaso dieron paso a la oscuridad de una fría mañana de marzo. Los copos de nieve se hicieron con la tierra sepultándola en blanco. Carlo, apareció magullado, con su semidesnudez envuelta en frío y agua; tiritaba cual cervatillo nonato.

El viejo, sentado en el sofá, calentaba sus pies al fogón y Locuelo, respiraba en silencio a los pies de un manto.

De María nada sabía, la añoraba sin haber pasado más que seis horas de sueño en su ausencia. Miré a través del ventanal norte, nada.

Para entonces, el pájaro negro se había enfundado sus pies de pájaro en abarcas de invierno. Un gorro de paja nada corriente en su cabeza y un bufandín mostaza al cuello. Su mirada pasó de la coherencia a la insatisfacción - extraño actuar-.

Dos golpes en la puerta- María- pensé. Abrí la puerta y me di de bruces con el diablo negro.

-Nada que contar esta mañana- dijo.

En esos momentos me di cuenta de cuanto me decía. Ni un trino en la atmósfera, ni un pájaro en el ramal. Parecía que los pájaros del mundo hubieran caído en desgracia. Miré al viejo que con rostro pausado me calmó.

-Escucha el viento, que miren tus ojos, olvida el corazón-

A lo lejos, una silueta en blanco, una sonrisa; ante mis ojos, un pájaro en el ramal, cientos de trinos al viento.

03 marzo 2008

Treinta + ocho

BUENAS NOCHES


-¿Ya ha pasado un día?-
-No, es que he vuelto-
-Y qué nos vas a contar ahora, la extracción?-
-No es mi intención, escuchad-
Cuando María se hubo marchado, la seguí con mi mirada a través de la ventana. Andaba como las princesas de cuento, flotaba sobre la tierra como los espíritus fluyen a nuestro alrededor. Su lejanía angustiaba mi corazón que, en su palpitar, recordaba su ausencia. Esperé una mirada, no la hubo.
El corazón me dolía, el pensamiento me angustiaba.
El pájaro negro me retiró su mirar. Todavía sigo pensando que quiso dejarme sólo en mi angustia. Yo no era el hombre al cual vigilar, ni al cual pervertir sus sueños.
A lo lejos, en la oscuridad, bajo el halo de luz de un pequeño farol, Carlo asintió con la cabeza y saludó con la mano.
Cerré las ventanas. El viejo, sentado en el sofá con el libro en sus manos, Locuelo, a su lado.

-El amor también es sufrimiento, has de conquistarlo, no esperar que llegue a ti como la fruta cae del árbol-

Escuché sus palabras, puse mi mano sobre su hombro y me retiré a esperar un nuevo día.
El pájaro negro para entonces ya había girado su cuerpo. De ladín, observaba impávido los movimientos del viejo…
A lo lejos, un viejo piano tocaba mi sueño, acompañaba mi dolor.


Treina + siete

EL ROCE


Locuelo me miraba con carita.
Yo, lo miraba con resignación en mi rostro.
Lunes molar.
Nueva extracción, quizá la última.
Recuerdo los sudores, el pavor en mi rostro.
Acaricié a Locuelo con mano temblorosa. Él, se dejaba hacer.
Sentado en el butacón, el viejo pasaba de mi angustia como quien se distrae con el vuelo de una pluma en el viento.
En mis dedos el corazón, en el corazón un vacío.
Unas manos suaves acariciaron mi rostro. Las agarré con cuidado llevándolas a mis labios para besarlas. Las mantuve junto a mí durante unos instantes para dejarlas caer. No cayeron, se agarraron a mí con más fuerza si cabe y entonces note el roce de su pelo en mi rostro.
Besó mi mejilla, cerré los ojos y, suspiré.
Lunes molar, sin más sueño que muera y un nuevo amanecer. Sin dolor, angustia ni duelo.
-Y las manos de ella sobre ti-
-Y el roce de su pelo, sus besos, caricias y… esa sonrisa-
-¡Madre mía!-
Hasta mañana.

29 febrero 2008

Treinta +seis

PEQUEÑA REFLEXION


-¿María una ilusión? No se, supongo que en ella veía lo mejor de cada persona que he conocido en mi vida; de las que he querido y querré por el resto de mis días.-
-Eso es jodido-
-Lo se, pero va con mi persona, nunca dejas de querer a quien has amado-
-Yo sí-
-Pues yo no-
-Vaya, toca capítulo farragoso-
- No se, estas cosas salen así, vienen de pronto, sin avisar.-
-¿Melancolía?-
-No se, quizá emoción-

28 febrero 2008

Treinta + cinco

SIN NOMBRE Y YA...


Un pajarito asomó su rechoncho cuerpo a través del ventanal. Gatuno, ágil él, de un salto de postgrado se lo comió. Una pluma en su boca, más no quedó.
-Pobre pájaro-
-Pobre sí, pero habéis de entender que es la ley de la oferta y la demanda-
Sin nombre todavía y muerto ya.
María lo miró con esa dulzura de ojos cuando te dice adiós. Nada que hacer por él.
Engullido en archipiélagos de ácido, alimento para otros que necesitan del comer como el humano para sobrevivir.
-¿Era mono?-
-No, he dicho que era un pájaro rechoncho. Apenas pude ver nada más de él-
El momento me aturdió y prometí que, mi casa, mis ojos, no serían por más tiempo testigo de la muerte, de la ley de la tierra, del ocaso de una vida.
Mandé a Carlo a comprar un desmigador que, ocioso él, no cesaba en el intento de ver más allá del vestido ajustado de María.
Partió por el tejo, un tanto a regañadientes y apareció en minutos con el objeto en cuestión.
Un palo largo maderoso y un final en pelo de caballo. Recogí cada migaja, cada alimento perdido caído a los ojos del hambre, de la muerte.
-Triste momento-
-Lo fue. Sin nombre y ya muerto-
Me quedé mirando el rostro de María. En lo más profundo de mi alma entonces sonó esta canción.

27 febrero 2008

Treinta + cuatro

ESE RATÓN SIN DISIMULO


Y llegó María por sorpresa. Lucía un vestido acotado por las rodillas y de mangas vacías.
Se había recogido el pelo en un moño imposible y, en su rostro, la eterna sonrisa de la felicidad.
Llamó a la puerta con los nudillos entonando la quinta de Beethoven- larga llamada sí-.
Padre Prior sonreía en el sofá el desparpajo de tan bella y dulce dama.
Cuando hubo entrado, se levantó del asiento para, con una sonrisa de amor sin igual, besar el rostro de María en ambas mejillas.
-Veo que gusta por la música-
-Y por la danza y por el amor, y por los pájaros, la naturaleza, el sol, la lluvia, el nublo, y el diurno… amo la vida señor-
-Puedes llamarme Padre Prior- apuntilló.
-Así que por fin tenemos nombre. Encantada Padre Prior. Y, ¿ese perrito que le acompaña allá donde vaya no tiene nombre?-
-Lo tiene mi dama, Locuelo se llama-
María arrodilló su cuerpo a un Locuelo un tanto inválido todavía. Él, la miraba con ojos risueños, orgulloso de que acariciaran su pelaje.
En el ventanal, el pájaro negro sorbía agüilla rociera y Carlo, despistado, entró de una pata y canto.
Un pequeño ratón asomaba sus orejas en la cocina, María lo miró y, con su cabeza le dijo no.
-Pobre ratón-
-Pobre-

26 febrero 2008

Treinta + tres

EL NOMBRE DESCONOCIDO


Era una mañana nublada, de buena temperatura y nubes amenazantes.
El viejo, acompañado por un aún débil perro se acercó a la ventana norte.
El pájaro negro, despistado, los perdió de vista. Azorado por tal circunstancia puso sus ojos en rojo bermellón y con una mirada mortal, emprendió vuelo.
-Creo que ahora que estamos solos, sin ningún pájaro negro que inquiete, debería hacerle un par de preguntas-
El viejo asintió con la cabeza, ni una palabra salió de su boca.
-¿Cómo se llama viejo amigo?
El viejo se dio la vuelta, miró al perro con una sonrisa en sus labios y dijo:
-Padre Prior-
Aquel nombre me recordaba algo, un pasado, una conversación con mi padre tiempo atrás.
El perro lo miraba con la mirada triste de quien lo ha perdido todo, de quien ha sido perseguido por el fuego de la muerte, de quien ha estado a punto de encontrarla frente a frente, sin vuelta atrás.
-Él se llama Locuelo. Es un amigo del pasado. Lo creía muerto como a los demás y mire, aquí está con nos-
Nada más acabar esas palabras, el pájaro negro regresó hirsuto al ventanal sur. Sus ojos, aún encolerizados, fueron tomando el color negro que los caracterizaba.
Se hizo el silencio por momentos, los gorriones dejaron de piar, los ratones de roer.
Una lágrima compartida, una esperanza y un amor.

22 febrero 2008

Treinta + 2

LA FIEBRE


Tres días de fiebre me enclaustraron más allá de donde todo hombre quisiera estar.
Sin una cama donde reposar un cuerpo inválido, dolorido en cada articulación.
Ni se decir qué pasó en esos tres días, mi mente, quedó nublada por la sinrazón de la calentura.
Cuando volví en sí, mis manos comenzaron a funcionar de manera normal. Abrí mis ojos- verdes sí, auque joda, son verdes- y vi al pájaro negro en el umbral de la ventana. Parecía que quisiera entrar en auxilio o por encargo de alguien. Me di perfecta cuenta de ello pues no cejó en su mirar hacia mi cuerpo mortecino.
-El pájaro negro es por tanto… el pájaro de la muerte, como pensaste desde un principio.-
-Así es, así es. Cual buitre busca su carnaza, él buscaba almas, en este caso… la mía-
Me incorporé de voltereta espontánea. El pájaro negro reculó. Lo vi. Me vio. Abrí los ojos. Los cerró.
-Parece un telegrama!-
-Parece pero no lo es. Es inmediatez, soltura, recurso literario si quieres-
Mi rostro bajo la pila, mi rostro en sueño onírico.
-Redundante-
-Sincero-

19 febrero 2008

Tteinta + uno

EL LIBRO ABIERTO


El libro que el viejo guardaba con tanto celo quedó abierto por el centro, a medio caer de la pequeña mesilla que lo soportaba, se podía leer:

El paraíso se abrió ante mis ojos.
Un sonido, un silencio
Todo parecía perfecto, hasta la lluvia.
Gotas de agua en el rostro.
La piel húmeda, tamizada como un Miguel Ángel.

Cerré los ojos y vi el infierno
Almas perdidas deambulando en grito
Cuerpos inertes sin más descanso que ellos mismos.
El dolor en pena vagando

Abrí los ojos y vi el paraíso frente a mí.
El sol iluminaba el rostro
Destellos de paz, sin más armas que una sonrisa
En la niebla, dos ojos rojos me miraron
Desperté

Tan lejos, tan cerca
Sin paraíso, sin tierra, sin nada.

Inciso

LECCIONES


-Hoy martes me encuentro sólo-
-¿Olvidado?-
-No, eso lo dejo para la gente de poco corazón-
-Pero es martes-
-Por ello lo digo. Me reafirmo en la soledad-
-Tiempo tienes-
-Y vergüenza torera-

Treinta

VENTANAS


Rostros haciéndose un hueco en las ventanas.
Cientos de curiosos; Unos con cara de incredulidad, otros, con sonrisas varias.
El pájaro negro, enfurecido, se hacía un hueco como bien podía.- Un picotazo que otro y un airote-.
El viejo abrazaba a ese chucho con el amor de un humanoide y éste respondía coleteando, lamiendo sin cesar unas manos huesudas, quebradas por el paso del tiempo, temblorosas por el recuerdo.
Carlo, en posición peculiar, observaba cabeza abajo y María, en sus manos, un plato de leche y migas.
En el suelo, escondido tras la marabunta, un pequeño ratón con cara de despistado esperaba su oportunidad.
María lo vio con agudeza visual, sonrió y con el dedo le dijo no.
Volteé mi organismo en rápido movimiento, cerrando todas y cada una de las ventanas que daban acceso a tan peculiar encuentro.
El pájaro negro pió de forma agresiva colando su ojo por una pequeña rendija del ventanal, de ladín, un tanto absurda su pose, mientras Carlo, amenazado por la oscuridad, dejó caer su cuerpo en un picado de lo más bestial.
Los dos cerraron los ojos, abrazados quedaron por unos instantes- quizá dos-.
María, miró mis ojos, retirando la lágrima que caía por mi mejilla.

18 febrero 2008

Veinte + nueve

EL NUEVO


El perro, el viejo y yo.
Un trío.
-¿Sexo?-
-No, ilustración-
-Ah-
Mutilado el pelaje, ahumado -si lo preferís así- y con los ojos llenos de amargura y pesar.
El viejo lo llamó por su nombre y éste, a poco puedo, se arrastró hacia él con el rabo coleteando en un sin parar.
-A poco puedo, adoro ese decir-
-Es por ello que lo cuento así. Gusto por la palabra y el buen dicho-
El pájaro negro miraba sin disimulo, con gesto fruncido, apaleado por el pasado.
Dos viejos amigos en un encuentro lleno de emoción.
Aquella tarde, lloré.
-¿Pero cómo se llamaba el perro?
Colgado, cabeza abajo, Carlo dejó por unos momentos de reir.

Veinte + ocho

BOCHORNERO SÍ


Conmovido por los tenues sonidos de tres arañazos sin ver nadie al otro lado de la puerta, abrí.
Sentado, mancillado, marchito su pelaje por el fuego del horror, un perro.
Me miró con los ojos de quien pide ayuda, de quien ha realizado un viaje en condiciones lamentables huyendo quizá, de la muerte.
Entró con su cuerpo arrastras sin quitar su triste mirada de mi rostro.
La puerta abierta, el perro dentro.
Pequeño, de ojos redondos y pelaje bochornero.
Descansó en mis pies, me miró y más tarde los cerró.
-Pobre animal… ¡sin nombre claro!-
-Ya estamos con la impaciencia-
El viejo giró su mirada, el pájaro inclinó su ojo con rostro quejumbroso.
Una sonrisa en sus labios, una lágrima infinita convertida en manantiales de agua bendita.
-Se conocían el viejo y él?-
Lunes.

15 febrero 2008

El inciso

SI DE ESTACIONES HABLAMOS

-Y es viernes ya-
-Lo se-
-El pájaro se mueve-
-Lo sabes bien. Como vigilante-
-Como de una rama desnuda de invierno-
-Menos mal que se adivina la primavera-
-Bonita estación-
-Lo es-

Veinte + siete

SUTIL

Arañazos en la puerta, tres.
Un sonido tenue, casi imperceptible, lento y suave.
Arañazos en la puerta, tres.

Volteé mi organismo como era costumbre para llegar a la puerta. Desde la mirilla nada se veía.
A lo lejos, el diablo negro me sonreía mientras anotaba en su libretín negro -pájaro de ala roja…... 2-.
Retiré la mirada sin complejos y volteé mi cuerpo de nuevo hasta la cocina. Allí, entre manjares de tierra y mar, anduve repitiendo sin cesar una canción casi olvidada “State trooper”.
Al momento, un sonido tenue.
Arañazos en la puerta, tres.
Arrastré mi cuerpo esta vez cual comando en batalla, sigiloso y raudo, sin más sonido que los arañazos en la puerta, tres.
Miré de nuevo a través de la mirilla, nada. Al fondo, un par de murciélagos sobrevolaban el cielo en azorado vuelo, más allá, María, en eterna sonrisa.

Arañazos en la puerta, tres.
Y una canción que no paraba de repetirse en mi cabeza....



14 febrero 2008

Veinte + Seis

ÉL


Cuando el sonido de unos pasos tras de ti, cuando el simple roce de otro cuerpo, cuando la puerta de casa es mayor que la necesidad de salir de ella, cuando al abrir los ojos no ves más vida que la que encierra el colchón o el sofá donde tras horas de espera por fin caíste dormido.
Miedo a morir.
Cuando los olores no se olvidan, ni las sonrisas, ni una mirada, ni unos labios, ni una caricia, ni un desplante, ni una discusión, ni un vestido precioso, ni un vaquero ajustado, ni un sol radiante sobre el cuerpo, ni una canción.
Cuando todavía persisten esos sentimientos en la mente del hombre, se siente miedo. Miedo al amor perdido o a perderlo.
Miedo a morir.

El pájaro negro guardaba indiferente sus formas mientras Carlo, enjuto aquel día, charlaba cuanto podía con el viejo.
Le hablaba del porqué de su semidesnudez, del tejo y de cosas de aquí y de allá, del más allá.
El viejo escuchaba paciente, con el pañuelo en su mano, animando a Carlo en su diatriba, sin consejo, sin más que una plácida escucha.
Yo mientras, especulaba, pensaba, dramatizaba sobre el amor y el miedo.
Y era jueves.

13 febrero 2008

Veinte + cinco

EL PAÑUELO


Encontré al viejo mirando por la ventana norte.
Sonreía, lloraba y, con un pañuelo prestado, secaba sus lágrimas.
Elena, al otro lado, bailaba como una mariposa con pétalos de flor cayendo sobre sus hombros.
Llevaba un vestido blanco estampado con flores campestres y una pamela anudada a la barbilla.
Me acerqué a él con sigilo, sin querer perturbar ese momento. Puse mi mano sobre su hombro y él, sin mirar si quiera, hizo lo mismo sobre la mía.
Dos palmadas en ella fueron suficientes para comprender.
Le avergonzaba que le vieran llorar sin más sentido que ver a una muchacha bailando en la calle.
Comprendí que no era una muchacha más por la que lloraba, que en ella había algo más, un falso conocimiento, un pasado, una alegría y una tristeza, un amor, un desamor…
El pañuelo cayó al suelo.
Mientras, en la calle, sonaba una canción.
Elena, bailaba con una sonrisa en los labios. El vestido de flores recorría su cuerpo moldeándolo como a una princesa. De pronto paró, nos miró y, avergonzada, saludó con su mejor sonrisa, la que hacía palidecer las demás sonrisas del mundo.
Dos pañuelos, uno al viejo y el otro...
-Jo! Y qué canción sonaba?-
-Escucha…-


Veinte + cuatro

SIN BICICLETA


Al día siguiente me levanté temiéndome lo peor. ¿Me encontraría una chinche desayunando besugo en la mesa de la cocina?,¿Un Oso? ¿O acaso una zarigüeya?
Para mi tranquilidad, todo había vuelto a la normalidad. El pájaro negro guardaba su turno en el alfeizar de la ventana. Su parche desaparecido, su mirada de ladín, constante e imperturbable tranquilizaron de alguna manera mi espíritu, un tanto reacio a las desventuras, a lo imperfecto.
Miré al viejo que, sentado en el sofá me saludó con la mano extendida.
-Y el libro?-
-En sus manos, como de costumbre-
-Eso también te reconcilió no?-
-De alguna manera sí-
Una cabeza boca abajo en el ventanal sur, junto a la cocina. Era Carlo que, con su sonrisa hiriente, aparecía de nuevo en actitud timorata. En sus manos, un cesto con alimentos varios y, una nota.
-Qué ponía?-
-Estoy semidesnudo, abre la puerta por favor-
Como era costumbre en él, cayó desde lo alto al suelo, trompazo, barro y su eterna risión.
En el ventanal norte, el diablo negro observaba todo cuanto acontecía. Su libretín guardado y una hipócrita sonrisa.
Carlo mostró su semidesnudez acuclillado sobre el ventanal. La estampa era preocupante pero bastó para deshacernos del diablo negro.
El viejo, saludó a Carlo desde el sofá, con un giro de cabeza de 180 grados y su mejor sonrisa.
Miercoles.

12 febrero 2008

Veinte + tres

ALPISTE


Me encontré al viejo en la cocina.
El sol lucía con fuerza a través de la ventana y las sombras que creaba con su cuerpo me asustaron por un momento.
Una nariz aguileña gigante frente a mis ojos legañosos y un brinco. Los ojos se me despegaron de cuajo con tres pestañas incluidas.
-Buenos días- me dijo.
De mi boca salió otro sin más comprensión que la mía propia.
El pájaro negro no estaba. Mi pregunta quedó sin repuesta. Miré hacia todos los lados y nada. Todas las ventanas vacías del pájaro negro.
Volví a preguntar y tampoco hubo respuesta. El viejo se volvió hacia mí y sonrió. Con un gesto me hizo mirar la mesa. Ahí estaba, sentado, en la silla, delante de un plato de alpiste y huevos fritos. Comía desaborido, me miró con su ojo, el otro continuaba parcheado, y me sonrió dejando ver un colmillo de lo más particular.
Miré al viejo, pregunté y no hubo más respuesta que una sonrisa sin igual.
-Increíble-
-Lo fue. Pero os contaré más. Por cierto, qué día es hoy?-
-Martes-

11 febrero 2008

Veinte + dos

EN UNA GOTA DE AGUA


El caso es que había pasado el fin de semana, corriendo, deprisa, sin pausa y con los latidos de mi corazón palpitando a su buena esperanza.
El viejo había permanecido como un pino en el monte, perenne en su sofá, sin más palabras que un susurrado “buenas noches” antes de cerrar el libro y dejarlo apoyado sobre su pecho.
-Como quien abraza a su amada?-
-Eso es-
-Sí, pero de la noche con María poco cuentas-
Su imagen reflejada en cada gota de agua, en cada río, en cada compás. María era preciosa de día y de noche. En la oscuridad, en el amanecer y en su ocaso.
-Y el pájaro negro?-
-Mirando, de ladín y con los restos de un fin de semana al lado de sus pies de pájaro-
Lunes…
-¿Y el diablo negro?-
-Repito, lunes-.