EL LIBRO ABIERTO
El libro que el viejo guardaba con tanto celo quedó abierto por el centro, a medio caer de la pequeña mesilla que lo soportaba, se podía leer:
El paraíso se abrió ante mis ojos.
Un sonido, un silencio
Todo parecía perfecto, hasta la lluvia.
Gotas de agua en el rostro.
La piel húmeda, tamizada como un Miguel Ángel.
Cerré los ojos y vi el infierno
Almas perdidas deambulando en grito
Cuerpos inertes sin más descanso que ellos mismos.
El dolor en pena vagando
Abrí los ojos y vi el paraíso frente a mí.
El sol iluminaba el rostro
Destellos de paz, sin más armas que una sonrisa
En la niebla, dos ojos rojos me miraron
Desperté
Tan lejos, tan cerca
Sin paraíso, sin tierra, sin nada.
15. Noche
Hace 14 años
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