18 febrero 2008

Veinte + nueve

EL NUEVO


El perro, el viejo y yo.
Un trío.
-¿Sexo?-
-No, ilustración-
-Ah-
Mutilado el pelaje, ahumado -si lo preferís así- y con los ojos llenos de amargura y pesar.
El viejo lo llamó por su nombre y éste, a poco puedo, se arrastró hacia él con el rabo coleteando en un sin parar.
-A poco puedo, adoro ese decir-
-Es por ello que lo cuento así. Gusto por la palabra y el buen dicho-
El pájaro negro miraba sin disimulo, con gesto fruncido, apaleado por el pasado.
Dos viejos amigos en un encuentro lleno de emoción.
Aquella tarde, lloré.
-¿Pero cómo se llamaba el perro?
Colgado, cabeza abajo, Carlo dejó por unos momentos de reir.

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