18 febrero 2008

Veinte + ocho

BOCHORNERO SÍ


Conmovido por los tenues sonidos de tres arañazos sin ver nadie al otro lado de la puerta, abrí.
Sentado, mancillado, marchito su pelaje por el fuego del horror, un perro.
Me miró con los ojos de quien pide ayuda, de quien ha realizado un viaje en condiciones lamentables huyendo quizá, de la muerte.
Entró con su cuerpo arrastras sin quitar su triste mirada de mi rostro.
La puerta abierta, el perro dentro.
Pequeño, de ojos redondos y pelaje bochornero.
Descansó en mis pies, me miró y más tarde los cerró.
-Pobre animal… ¡sin nombre claro!-
-Ya estamos con la impaciencia-
El viejo giró su mirada, el pájaro inclinó su ojo con rostro quejumbroso.
Una sonrisa en sus labios, una lágrima infinita convertida en manantiales de agua bendita.
-Se conocían el viejo y él?-
Lunes.

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