03 marzo 2008

Treina + siete

EL ROCE


Locuelo me miraba con carita.
Yo, lo miraba con resignación en mi rostro.
Lunes molar.
Nueva extracción, quizá la última.
Recuerdo los sudores, el pavor en mi rostro.
Acaricié a Locuelo con mano temblorosa. Él, se dejaba hacer.
Sentado en el butacón, el viejo pasaba de mi angustia como quien se distrae con el vuelo de una pluma en el viento.
En mis dedos el corazón, en el corazón un vacío.
Unas manos suaves acariciaron mi rostro. Las agarré con cuidado llevándolas a mis labios para besarlas. Las mantuve junto a mí durante unos instantes para dejarlas caer. No cayeron, se agarraron a mí con más fuerza si cabe y entonces note el roce de su pelo en mi rostro.
Besó mi mejilla, cerré los ojos y, suspiré.
Lunes molar, sin más sueño que muera y un nuevo amanecer. Sin dolor, angustia ni duelo.
-Y las manos de ella sobre ti-
-Y el roce de su pelo, sus besos, caricias y… esa sonrisa-
-¡Madre mía!-
Hasta mañana.

No hay comentarios: