03 abril 2008

Sesenta + cuatro

LA INTRASCENDENCIA

Tras una mañana fresca de sol perfecto y cuerpo más que mareado, llegó una tarde cálida sin mareos que distrajeran mis pensamientos.
Cierto es que aquel día no hice el amor con María; cierto es que la deseaba como el primer día.
Así pues y, sin semejanza con el ayer, pasé el día sin más preocupación que la hora de cenar.

Sin ansiedad ni pereza.
Sin ganas de fiesta.

-Complicado pareado eh-
-Lo se, me he vuelto a lucir-
- No eres malo no-
-Lo flipas, lo se-

El viejo, atrapado como yo por el fuego del sol eterno, descansaba su cuerpo desnudo.

-Ya? Un poco corto no?-
-Las cosas salen como salen. Quizá es que ese día no hubiera nada que contar. Piénsalo-
-También tienes razón ahí-
-Lo se, si … tonto no soy-

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