25 marzo 2008

Cincuenta + tres

LOBOS POR MANTO


En la oscuridad de una habitación sin más luz que la que proyectaban mis verdes ojos sobre la techumbre, con la única inspiración de quien no está y las manos quietas, la alcoba aún parecía pequeña.
Lonely night sonaba para los oídos de quienes quisieran escuchar.
Nadie con quien compartir ese momento de soledad bajo el manto de un lobo y una sábana azul.
Una canción y…yo.
Desperté con el frío colándose por mis pelotas. Los pies, sobre el fresco de un suelo casi polar, de mis ojos…mejor ni hablar.
Colé un jersey azul por mi cabeza y una especie de pantalón en mis piernas. Los calcetines, tampoco podían faltar. Un cigarro, un sueño, y una canción.
La ventana mostraba el viento en su golpear. Los árboles azotaban sus ramas y sobre mi cuerpo puse una manta negra para tapar.
Carlo apareció de pronto, sin avisar, semidesnudo, tan sólo unos calzoncillos y una tripa incipiente. Un bostezo, sus ojos hinchados y un estirar.
Cerré los ojos y volví a escuchar Lonely night.

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