11 abril 2008

Setenta + cuatro

A ESO DE LAS 12


Recuerdo que era viernes…
Un pantalón de pana cubría un calzón hecho para matar.
La camiseta gris- interior, mejor no enseñar- y un jersey negro.
El viejo me miró de soslayo-palabro que por otra parte, además de ser cultureta, viene bien-.
Con la tontería del día dibujada en mi tez- así no repito rostro- y la paz que da haber hecho bien las cosas… - verdad?-

La vida continúa, el viento camina y los caminos se ensanchan a tu paso.

Era pronto para beber una cerveza fresca; el tiempo lo desaconsejaba pero mi mente me decía… -mmmmmmmmmm apetece sobremanera-.
Es cierto que esperaría a medio día- a eso de las doce-.
Ya tenía una ilusión- tomarme esa cerveza- que, por nimio que parezca, de pequeñas satisfacciones vive el hombre. Y es verdad que de ello ya hablaron ilustres cuando decían que la felicidad se compone de pequeñas cosas… una pequeña mansión, una pequeña limusina, un pequeño yate.

Yo aquel día me incline por la cerveza; sí señor.
Me la tomaría con gusto, saboreando, enriqueciendo mi espíritu, sin pensar más.

Llegaría la hora
Se desvanecería el desespero.
Los caminos se abrirían
Despejarían de piedras
Para caer flores
Quizá dos estrellas.

El viejo me miró de soslayo- yo te acompañaré-
Escuché otra voz en lontananza, a la ribera de un gran río;
Decía… -yo también-.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahivaelebroooo!!

Kakan dijo...

siiiiiiiiii siiiiiiiii
Huh!!!!