14 abril 2008

Setenta +seis

EL PEAJE


Una copa vacía como único vestigio, como último recuerdo de aquel ave que surcaba los cielos, de aquel movimiento de brazos, de aquel momento de satisfacción.
La miraba fijamente, como si su recuerdo me transportara tres días atrás, como reconciliación de un día perfecto.

Tres almas inocentes queriendo reír sin más duelo que una pequeña cabronada.
El tiro salió por la culata, puede pasar.
No se juega con armas de fuego, escuece.

Miré la copa vacía, busqué dentro de mí.
Tan sólo quedaba un mal recuerdo
Nada más que un mal sueño.

Las nubes cubrían un cielo tristón
Siete ojeras contadas, los ojos.

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