11 abril 2008

Setenta + cinco

INCI-SION


Con las venas hinchadas de gustazo y encanto. Con las venas hirviendo de locura.
La tarde, víspera de un gran día, recuerdo de un futuro.
El gin-tonic tendría que esperar, pero mi corazón latía con la fuerza de una canción sin corromper todavía.
Me sentía como un ave en cielos despejados, de vientos extremos, luchando contra todo y contra todos. Ganas de volar, de vivir, de respirar.

Viernes tarde. Una aceleración de imágenes en mi mente. De todas quisiera escribir, mas la torpeza lo impide.
Me di cuenta lo complicado de trasladar un cúmulo de sensaciones a palabras, así que, me puse de nuevo la canción- Gracias Carlos-.
El bajo me ponía las pilas, la voz los pelos de punta y ese ritmillo…. A cien.
Estaba a gusto la verdad. Escribiría el resto de mis días y es que, cuando al otro lado del un mundo sabes que hay alguien que te escucha y comprende… uno se anima joder!

Olvidé al viejo, a locuelo y a la mismísima María para concentrarme en mí. Mandé el resto al olvido de la satisfacción momentánea; gocé del momento.

-Quizá me la ponga por tercera vez-

Y se que debería de parar- pero no puedo- y se que esto no es un diario- mas lo parece- y quizá sea hora de tomarme ese Gin… más tarde, quizá haya buenas noticias… más tarde, quizá, todavía sea mejor.

Y mis brazos se agitan cual animal, y canto, y me invento la letra.

Carlos, y lo flipo…

…y bebo el primer sorbo.

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