14 abril 2008

Setenta +ocho

YA LE DA


Un cielo crepuscular adivinaba la llegada de una noche fría.
El pájaro negro había rescatado impermeable y bufandín para la ocasión.
El viejo lo miraba con admiración. Quien fuera el que lo mandó por él, se había equivocado de cabo a rabo; su muerte podía esperar.
Al pájaro negro la situación le empezó a preocupar. ¿Se habrían reído de él?
María lo acariciaba despreocupada, Locuelo lo ignoraba y yo, yo, lo alimentaba.( Véase la diferencia entre “lo” y “le” )

El crepúsculo, el fin de un día, morada de la noche.
Aparecerá la luna- si no es nueva- para aterrorizar a los miedosos, aparecerá la luna para iluminar a los nocturnos.
Un tazón de café y leche que caliente un cuerpo marchito.
Unas imágenes en movimiento que me acompañen al sueño final.

Y la Juani? Dando gas!

No hay comentarios: