11 enero 2008

capítulo 195

EL PÁJARO


En el alfeizar de un ventanuco, mirando de ladín, imperturbable, un misterioso pájaro de verdes alas y tamaño indescifrable.
Miraba el desgraciado rostro de Maese el bibliotecario como quien espera su temprana muerte pero, con disimulo.
Un pequeño gorro de copa adornaba la testuz como el que dirige un cuerpo al entierro.
Los ojos pequeños y apagados, zahínos, cual carroza. Un piar a media voz y una mirada de perfil.

-¿Sabe Padre Prior? Hace días que no veo al médico-
-Un hombre entregado a la ciencia. Eso sí, su voz de pollo es insoportable.-
-Por ello le digo. Quizá se haya emancipado-
-Hora es ya, si es así-
-Locuelo?-
Tumbado, junto al fogón-
-Qué extraño-
-Siempre está ahí-
-Me refería a ese pájaro de la ventana. Negro y acuasimodado-
-Sí, lleva dos días frecuentándome. Parece aislado, pero es de vuelo firme y veloz.-
-Plumaje sincero, ataviado y de pezuñas limpias-
-Pero su mirada me perturba, es curiosa su manera de mirar, como de reojo, de ladín-
-Quizá debido a un derrame-
-Eso pensé, pero no. Si se fija bien, se mueve con destreza. Tan solo es su mirada, de ladín-
-De ladín sí, pero con derrame-
-Ummmmm déjeme dudarlo-
-Buen café. Sabrosóooooooooon!-
Un baile de las antillas, un glúteo en movimiento y una sonrisa en la boca- sabrosóooooooon!- gritó de nuevo.
Sor Monja reía y miraba al extraño pájaro que, imperturbable, permanecía en la ventana con su mirada ladeada.
-Nos mira de ladín-
-que sí coño, de ladín-

1 comentario:

Anónimo dijo...

A ver si no es un pájaro..