15 enero 2008

Capítulo 197

TRISTE VISITA


No serían las cuatro de la tarde cuando Padre Prior visitó el maricomio.
Recibido como quien lo merece, paseó por la estancia como Cervantes describía Venecia.
Fue más allá y pensaba en el viejo loco del mundo caballeresco entre las anegadas calles de una ciudad con más puentes que la boca de Tiburón.
Dos personas, dos humanos a los que cuidar, Pablo de Cafur y un maricón.
Los vio a los dos a través de un pequeño ventanal. Ahí, en la soledad de un refugio de color blanco, sentados, aislados de la vida, del exterior, como si de perros se tratara, dos hombres sin más maldad que la desgracia de un pasado.
Preguntó por el encargado del lugar, el director o como se hiciera llamar.
Las explicaciones fueron vanas:
-Están aquí como las leyes se escriben, por el uso y la costumbre-
Pablo de Cafur lo miró y sonrió como un perro en la perrera a la espera de ser el elegido.
El maricón lo saludó con ademanes imposibles pero con una sonrisa vacilante y graciosa. Su pecado? La iglesia.
Con los ojos manchados de agua y el corazón henchido en tristeza partió del aquel maldito lugar…

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