28 enero 2008

Nueve

DE PECES


Un fin de semana sin palabras dio paso a un lunes de suspiro y silencio. Sin palabras los dos.
Mis ojos de besugo compartían horror con una lágrima infinita.
Permanecía sentado junto al fogón. Con el pelo cano, su nariz aguileña a resguardo y un charco de lágrimas abajo.
Yo, mientras, intentaba encontrar un ritmo, un compás adecuado en una respiración imposible.
El corazón palpitaba en un tres por cuatro y los sudores eran el aliño perfecto en un ambiente de lapidaria sordidez.
Lunes de temblores, sudores y palpitaciones. La noche, el día, la mañana y qué tarde. Sin más palabras.
-Amigo, hoy estoy destrozado-
-Conocí a alguien así- repitió en un susurro triste y apagado.
Mi sonrisa esta vez apareció tan sólo en mi imaginación.
Mis ojos eran de besugo
Su rostro, aguileño, pecero.
Lunes.
-Espera, espera y, el pájaro?-
-Perdonad, no es momento-.

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