21 enero 2008

Dos

UNA FLOR


Tras los pasos- unos cuantos- una flor; Engalanada, superflua, sin ojos con los que mirar y de hermosura sin límites.
Solitaria, perdida en una tierra anegada de muerte y ceniza.
Único testigo, vida y milagro de un mundo nuevo.
Altanera y algo superficial.
Arrodillado frente a ella, acariciando sus pétalos llenos de vida.
Presente de un futuro hasta que una lágrima infinita cayó sobre ella.
Marchita por el agua de la muerte, anegada de horror y angustia. Testigo final de un mundo muerto.

Sus manos vacías -si no por arrugas infinitas-, profundas, como yagas de dolor.
Sus ojos grises y apagados si no fuera por una lágrima perpetua.
Y su alma, oscura, escondida o acaso desvanecida.
Lloraba su cuerpo, lo demás no estaba.
El primer día, nada más. Tristeza, llanto.
Lunes.

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