22 enero 2008

Cuatro

SIN PRISAS Y EL ALFEIZAR


En la ventana, sobre el alfeizar, un curioso pájaro llamó mi atención. Miraba de ladín.
Y de lado a lado recorrí volteando mi cuerpo en un ir y venir.
Tras el ejercicio, pintoresco, remangué mis mangas y mojé mi rostro en la pila. Sin un espejo donde mirarme, atusé mi pelo aleonado con el cristal de una ventana en claroscuro. El pájaro seguía ahí, mirando, de ladín.
No era de dimensiones desproporcionadas, es más, apenas un palmo soportaba pero la verdad es que aquella mirada me inquietaba.
Abrí la ventana y lo espanté con mi mirada. Fija, constante, muy constante.
El pájaro voló a los cielos por un minuto pero cuando hube cerrado la ventana de nuevo, volvió a mi lado.-Pájaro extraño y constante pensé-.
Negro, raro.
Y las damas rondaban con sonrisas y yo las complacía sin prisas…

No hay comentarios: