16 enero 2008

Capítulo 200

DESARRAIGO



-Te contaré la verdad. Maese el bibliotecario era un hombre de poca gracia.
Su familia, que era extraña por doquier, lo había abandonado de joven en montañas fronterizas. Así pues, era políglota, lo cual no le creó más que problemas pues, sin lengua madre, poca fijación.
Se sentía hombre ciudadano del mundo, cosa que bien sabes que no entiendo ni presumo.
Con los años comenzó su infancia, procuradora e infame, pero eso no es cuestión y, a la edad de 20 se casó con la hija de un cirquero que rondaba su lugar.
Era mujer fea y torpe pero de buen paladar.
-gorda-
-Eso es, veo que captas. Continúo. Cuando llegó su primer hijo, el oficial, todos quedaron absortos por su belleza. Era un niño de buen carrillo y ojos simpáticos.
Lo cuidaron bien hasta que su madre, la gorda, murió en extrañas circunstancias. Maese entonces quedó a su recaudo y orientación y bien que lo procuró hacer de buen modo pero el hijo, a los 9, descarrió.
-maldito tren -
Llegaron a la aldea dejando atrás un mundo de farándula que perjudicara su educación. Asimilaron una lengua y le procuraron dedicación.
El resto ya lo sabes, el hijo murió por exceso de fornicación y ahora él, por pura desesperación.
-Curiosa vida de desarraigo-

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