19 noviembre 2007

Capítulo 144

BAILES DE SALON



Locuelo, aún despistado el pobre, reposaba junto a un ardiente fogón con la única compañía de un niño dentado hacia el infinito y Sor Monja en lectura penitente.
Leía una Biblia con las tapas coloradas forradas en semipiel -cómo no- de ribetes dorados y firmada en primera página por el mismo párroco.- el de siempre vamos-
Lecturas que reposaban el ardor de otras más tempranas llenas de lujuria y sexo.
Ahí andaba Locuelo ahí, apesadumbrado y triste.

-A este crío habrá que limpiarle el dichoso diente. Ven aquí cariño que si no es por mí… tu madre lo ennegrece-
Locuelo Tiki-taka perseguía a Sor Monja allá donde fuere en temor de olvido o cosa peor.
-Así limpiaba la señora de arriba, así limpiaba de abajo arriba- cantaba con el crío en brazos.
Locuelo, de abajo mirando, se marcó un pasodoble de lo más intelectual.
-Mira niño sin nombre, Locuelo baila un pasodoble-

Lo absurdo de la realidad o la realidad en un absurdo?
Cierto es que sabía bailar, menos probable su condición de cazar.

Locuelo, sin procedencia conocida, con un baile los entretenía.
El niño sin nombre en sonrisa perpetua.
Sor Monja mientras, con la mano aprieta.

PD: preguntas anónimas…
¿Qué aprieta?
Respuestas directas…
¿Qué más da?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta mañana Kakán

Anónimo dijo...

Aprieta su mano porque pensando que lo tenia podia sentir que lo perdia. Poco a poco se va soltando, y asi de su mano se va escapando. Si aprieta con fuerza piensa que evita llegar a donde quedamos aquella vez, donde todo acaba, donde todo otra vez empieza.

Kakan dijo...

definitívamente estás más loca de lo que pensaba...Buenos días amiga.

Kakan dijo...

De penes no hablaría contigo por aquí...pero es que además no se donde he puesto yo pene... si me quieres informar...
Para lo demás, en privado.... jajajjajajajajjajaja