02 noviembre 2007

Capítulo 123


EL DICHOSO ABUELO BANTÚ



La reunión era de aquellas que parecen de familia pero que en realidad ni una cosa ni otra- recurso literario-.
Cinco en la mesa sentados y uno, Locuelo, frente al fogón, con mirada despistada y mucho frío.
Padre Prior analizando. Agrupando parejas,tríos y alguna perdida.
Sin vacile y con ojos ávidos de victoria alargó su mano diciendo- deme el abuelo Bantú-.
Sor Monja sorprendida y recelosa, miraba sus cartas de un lado al otro. Las intercambiaba como si por ello éstas , en su afán de no ser engullidas por el contrincante, cambiaran sus formas e incluso de agrupamiento familiar. Todo quedaba claro. Sin despiste que procediera no tuvo más que decir al fin- aquí lo tenéis -.
Una mirada de odio y una sonrisa. El juego del azar, el juego familiar.

En la carta siguiente Padre Prior falló.

-Padre Prior, es hora ya de que me devuelva al abuelo Bantú.
Procedió no sin ira y con dolor en el corazón.
Pero no quedó ahí. Sor Monja atreviose con una más y dijo...-y a la hija!-.
La tensión se mascaba por momentos. Segundos que se hicieron horas y horas que en realidad fueron tan solo segundos.
-Familia espetó-

Locuelo, frente al fogón, con frío.

-Deme al hijo, hija y padre esquimal.-
A regañadientes, Elisa ya sin opción.
-Familia- espetó.

Lucha sin cuartel- lejos quedaba-.
Y locuelo, sentado, con ojos aviesos y frío, mucho frío.

Cinco de la madrugada, un plato vacío en la mesa. Hora del regreso; Hora de sueño.

En el pensamiento tan solo... el dichoso abuelo Bantú.

-Victoria- espetó.

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