07 noviembre 2007

Capítulo 128

EL AGUA DEL PECADO


El pecho ensangrentado; un cuerpo de tez virgen en el suelo, muerto.
El padre ante él, arrodillado.
Sin conciencia de lo ocurrido sin pasado conocido.
Recordaba aquel invierno como el joven que descubre su primera eyaculación.
En pleno descanso tras fatal batalla una mujer de ojos negros cruzó ante su cansino caminar. Le ofreció agua y más tarde un cuerpo perfecto que, aun en pecado, no supo despreciar. Tras el momento, el éxtasis; tras el éxtasis un adiós y un recuerdo.
El crío que yacía muerto por veinte puñales era su hijo. Hijo de una madre de paso jamás olvidada. Un hijo sin padre ni Dios.
Puñales de tortura recorrían su corazón. Puñales que jamás impedirían el fatal recuerdo de un pasado cruel.
Quería morir ahí mismo junto a él. El último refujio de un tiempo pasado. El último vínculo con una familia perdida, asesinada y olvidada.
La luna reflejaba una estampa fatal. Sombras de la noche que parecían destinadas a llevarse al difunto a lugares remotos donde hasta su propia muerte jamás volvería a ver y, quizá tras ella, tampoco.

Padre Prior fue el primero en llegar.

Dos ojos antes morados
Dos ojos ahora de dolor reventados.

No hay comentarios: