19 septiembre 2007

Capítulo 95

JONAS, EL NO CRISTIANO


Jonás no era cristiano- ni falta que le hacía- como bien acostumbraba a decir.
Nacido en tierras lejanas y con tez oscura, casi morada.
Llevaba viviendo en la casa de la colina unos 15 años. Apareció por sorpresa, sin ruido ni pereza.
El primer día ya en sus labores. Sin molestar, sin biblia que en mesilla depositar.
Era alto y delgado y, en su rostro, el color lila de sus ojos. Vestía con sencillez túnicas de color variado y telares de enjundia aunque ya algo ajados.
Educado y sin compromiso.
Voces en el día, voces en la noche.


A cuatro días de la ejecución.
Las once, el gallo de pico ralo desperezaba. En la celda, el enterrador contando -uno, dos, tres y cuatro...-
Con el rostro palidecido y unas manos temblorosas por el miedo a morir, rezaba sin descanso en perdón por sus pecados. Recordaba al bueno de su padre, rogando que en los cielos...quizá, un abrazo.
-Un, dos, tres y cuatro...-

-Elisaaaaaaa-
-Dime-
-Has visto a Locuelo?-
-He oído sus pezuñas en la noche. No está junto al fuego?-
-Ah sí, ahí está-
-Elisaaaaaaaaaaaaa-
-Qué-
-Locuelo duerme-
Elisa con gesto extraño.

Jonás en tierra de nadie.
Con su túnica por los pies y en la mano un dulce.
Las campanas repican, Jonás ni se inclina.

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