10 septiembre 2007

Capítulo 80

FAMILIA, LOCUELO.


Locuelo era ya parte de una familia maltrecha por la desgracia.
Sus patas recogidas en escabechina y los ojos risueños.
Delante del fogón su dormir, reposando sus afiladas pezuñas en perfecta sintonía. tiki-taka, tiki-taka.
Sor Monja lo miraba y reía. Era un perro fiel, feo, pero cómodo.
Tan sólo el tiki-taka de sus afiladas uñas perturbaba la paz de una casa, por otra parte, en silencio continuo.
El niño sin nombre no lloraba, su madre ya ni rezaba y a Sor Monja le daba pereza.

- ¿Ha comido ya?-.
- No lo se, no he mirado-.
-No es cuestión de mirar, sino de dar-.
-Déjame tranquila, mira Locuelo, duerme-

El niño sin nombre no lloraba. Aguantaba el llanto del hambre en silencio. No quería llamar la atención sobre su pequeña persona.
El fogón en luminiscencia guardaba respeto por los presentes con su calor. Sus formas recogían la estancia en distintos dibujos a veces caballerescos.
Una mosca llamó la atención de Locuelo. Su boca permanecía paralela al fogón y al reposo de una mosca mal nacida.
Un estornudo y un ademán. La mosca en vuelo-nada que hacer-.
-Este niño tiene hambre-.
-Qué sabrás tu!!. Ni que fuera tuyo...-
-Está comiéndose el mantel-
-Eso es que quiere jugar-

Sin asomo de Padre Prior.
Sin luna sino sol.

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