11 septiembre 2007

Capítulo 82


EL HASTÍO


El enterrador sumido en el aburrimiento de quien nada tiene que hacer. Las muertes brillaban por su ausencia.
La pala estanca en un nicho vacío-de cuerpo y alma-.
Sus ojos, soñadores otro tiempo, reflejaban ahora el hastío y la pérdida de una mala madre.
Sentado sobre tierra húmeda con los brazos cruzados y unas botas agujereadas. La mirada perdida-como alma que lleva el diablo-.
Un pájaro muerto en caída de un nido abandonado. Un quehacer y un entierro.
Único protagonista de aquél fatal encuentro.
Único protagonista de un entierro sin más cuerpo que el de un pájaro muerto.

La arboleda en susurro. La hojarasca nerviosa en su agitar.
El enterrador de nuevo sin nada que hacer. Sin pan que llevar a una boca reseca por la muerte.
Días de pena y lamento.
Necesitaba un muerto.

El sol en su crepúsculo tintó de rojo sus ojos. Se levantó como poseso cercando sus pasos al nicho vacío.
Cogió la pala con fuerza. La miró. Sin reflejo en ella. Tan solo lodo reseco por el paso del tiempo.

Una chiquilla cantando canciones del pasado.

" ...que ni el viento la toque..." entonaba con alegría.

Histeria, pánico y dolor.
Una niña muerta. Lodo en su rostro.
Sonrisa muerta.
Un nuevo hoyo que cavar.

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