17 septiembre 2007

Capítulo 88

LA ESTATUA



-Madre de Dios- dijo a la vez que sonreía al ver a Locuelo.- Este perro es de lo más peculiar-.
Agachó su cuerpo con problemas y acarició al perro con mano nerviosa.
Locuelo emitió un ladrido y, subido a dos patas, comenzó a saltar de emoción alrededor.

Padre Prior reía y su rostro, reflejaba la alegría de la niñez; La alegría de una vuelta y el placer de una infancia ya olvidada.

Locuelo arrastró a Padre Prior hasta la casa de Sor Monja.
Sus miradas se cruzaron. Sor Monja parecía no reconocer ese rostro. El pelo cano y esa sonrisa no parecían reflejar quien en verdad pensaba que era.
-Padre Prior?- entonó.
-Así es mi dama-
Jamás la había llamado así pero el tono de voz no había cambiado.
-Es increíble lo que una expresión puede cambiar a una misma persona- pensó.

Elisa miraba sentada delante del fogón.
-Y esa estatua?-preguntó.
-Es mi hermana Elisa Padre Prior-.
-Perdón, es que como no se movía-
Elisa gruñó.
-Ya se lo he explicado, pero le da igual. Es así de tonta.-
Padre Prior rió dejando ver una dentadura perfecta-postiza.

Locuelo tiki-taka hasta el fogón.
Un café y una conversación.

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