30 mayo 2008

Cien + 27

LA FURGONETA


Me decía que no, pero yo sabía que mentía.
Mientras, aquí, en el aburrimiento de un día nervioso, esperaba su tembleque.
“Un segundo” se me hacía eterno. Necesitaba compartir mi ansiedad con ella.
Me repetía una y otra vez que no, que no amaría esa noche; Pero… yo sabía que mentía.

Caería la noche y, el rumor de las olas al volar crearía el contexto perfecto.
Con luna creciente, con sus ojos iluminados y unos pechos pidiendo guerra, erguidos al infinito, tocando las estrellas.
Él la miraría a los ojos, sin disimulo, queriendo acariciar todo cuanto alcanzaran sus manos.
En la penumbra de un callejón después, en lo arrinconado de una furgoneta diesel, con la gasolina a punto, con cierto pudor pues, “no es medio normal esto”.
Y ella le sonreiría a los ojos y así lo admitiría.
De barbo profundo, intenso y parlante él.
De pirineos sus pechos.
“Dame una sonrisa más y, al acecho”

Y yo continuaba en espera de un segundo; con los nervios encendidos, con la espera infinita de “un segundo”.

Y lo amaría esa noche- y yo lo sabía-.
Aunque ella, me mentía.

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