ORACIONES de no rezar
Los corazones del mapa comenzaban a inundar la página. Pronto inundarían todo un espectro visual.
La tarde se estaba haciendo exasperante para apenas haber comenzado; En las calles no corría ni el viento, todo iba despacio, hasta los perros parecían ir para atrás intimidados por la soledad de una ciudad en fases de destrucción.
Aquí, en mi cubículo, aburrido, con la sonrisa olvidada, con los ojos perdidos en la nada, en fotos ajenas, esperando quien me la devolviera.
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