EL VACÍO
Entonces miré mi bolsillo; Vacío, ni una moneda que saciara mi sed.
Busqué donde pudiera haber, la respuesta fue negativa.
Otro cigarrilllo calmaría mi desgracia.
A media hora de comer, de cerrar, de una venta imposible.
Mi médico surcaría ríos y valles lejos de mi repentina enfermedad.
Con o sin pluma
Con sonrisa puesta
Fea,
pero maravillosa a la vez.
Quién curaría mi dolor?
Quién saciaría mi sed?
Entonces llegó mi peque-sobri con una sonrisa en su cara y me dijo:
-Hola Kakan-
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