01 octubre 2008

Capítulo 9

EL BARBERO EN CASA

Me afeité; Esta vez, a cuchilla, y no la barba, sino el torso de latin que padre me fió.

Y aquí estaba, con una camisola negra y los pelos clavándose como estacas, aguijoneando sin cesar mi cuerpo.

10 de la mañana de 16 grados. 

Una maraña de furgonetas a través de una puerta vacía de gente. Ni una furgoneta que quisiera ver, pues lejos andaba, escondida entra la maraña en un parking lejano.

Mis ojos se centraron en terminar de abrirse, mis dedos en la machine, el resto, a ver transcurrir el día, cual pasajero.

El pájaro de ojo y uniforme azul, aguardaba mi relato con la paciencia que Dios dio a Job por sus desventuras. En algo nos diferenciaba pues dado que mientras su vida desventurada fue, la mía estaba siendo una total aventura.

Una foto causa de un enfado; 

Un enfado sin causa.

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