24 octubre 2008

Capítulo 31

LAUREADO

Ahora lo sé. Tentado estuvo el muy cabrón de echarle laurel al guiso. Mas leyó, y se contuvo.

Dormí lo que duerme un buho en la noche, apenas nada. 

Desperté con los ojos como barriles de cerveza, con la palidez de un hospitaloide, con la sonrisa de un viernes casero. El cielo azul, el frío tremendo, mi cola desaparecida.

Encendí la estufa del baño y, ya bajo el agua, todo volvió a la normalidad. Cola encontrada, cola desperezada.

Me vestí de galán de la noche, unté mis labios en carmín. Ya sólo quedaba ponerse los zapatos de tacón. Desperté. Estaba helado, mi cola saludaba como siempre, con una sonrisa. Maldito sueño travestil!!!

Dos palomas mensajeras en la ventana. Una decía - no salgas- la otra... 

Viernes corajudo.

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