23 octubre 2008

Capítulo 30

EL CUERVO

Mañana azul y fría. Karla, en camiseta imposible de manga corta afirma:

-IAAAAAAAAA, bonito día-

Yo, con el rostro entre azul y morado por el frío, asiento entre un castañeteo dental. 

Cena copiosa en la nocturnidad de un barrio lejano aún para mí. Amistades unidas por unas palabras y un juego de madrugada. Me hago una pregunta:

-Joderá la cena con alguna especia? 

Hasta ahora no lo había hecho; confiaba en su buena disposición.

Un cuervo sin color avanzaba a pasos agigantados por las cornisas de las casas sin el aliento de la calefacción. Piaba a su manera; un graznido de lo más sepulcral avisaba de los aconteceres.

Lo miré como turbado; como quien mira hacia lo desconocido. Embriagado por sus ojos ocultos, escondidos tras unas alas esquizofrénicas en su movimiento.

Miré a Karla que dijo:

-Un pájaro negro Kakan, nada más; No te agobies-

-Un cuervo- respondí entre dientes...

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