EL CUERVO
Mañana azul y fría. Karla, en camiseta imposible de manga corta afirma:
-IAAAAAAAAA, bonito día-
Yo, con el rostro entre azul y morado por el frío, asiento entre un castañeteo dental.
Cena copiosa en la nocturnidad de un barrio lejano aún para mí. Amistades unidas por unas palabras y un juego de madrugada. Me hago una pregunta:
-Joderá la cena con alguna especia?
Hasta ahora no lo había hecho; confiaba en su buena disposición.
Un cuervo sin color avanzaba a pasos agigantados por las cornisas de las casas sin el aliento de la calefacción. Piaba a su manera; un graznido de lo más sepulcral avisaba de los aconteceres.
Lo miré como turbado; como quien mira hacia lo desconocido. Embriagado por sus ojos ocultos, escondidos tras unas alas esquizofrénicas en su movimiento.
Miré a Karla que dijo:
-Un pájaro negro Kakan, nada más; No te agobies-
-Un cuervo- respondí entre dientes...
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