05 febrero 2008

Diez + siete

PERPENDICULAR


Con su libro entre sus brazos, sin un nombre claro ni oportunidad de preguntar por ello.
María, con una sonrisa y sus ojos risueños corrió a abrir la puerta.
Carlo entró con sus ropajes desechos por el barro y una risa perpendicular.
-Y cómo es esa?-
-Pues la que te llega sin más-
-Ah-
El viejo entonces giró su cabeza noventa grados e hizo un ademán con su cabeza a modo de saludo. En su rostro una media sonrisa delataba el afecto por tan extraño personaje. Quizá Carlo le recordara algo de su pasado más reciente, no lo se.
Nada más entrar, comenzó a saltar, a dar brincos con el afán de darse en la cabeza con las vigas del techo.
María reía sin parar haciendo gestos de no entender nada hasta que le dije que por favor, estuviera quieto, que me estaba empezando a poner nervioso. Carlo reía más y más. El viejo rompió a reír contagiado por la sonrisa del otro, por lo absurdo del momento. En fin, al final todos reímos.
-Vaya anécdota eh!. Y la lágrima infinita del viejo se fundió con la de la risa?-
Eso os lo contaré otro día.

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